Opinión
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¿La Fiesta en Paz?

Inteligencia y taurofilia

Un médico y un torero

N

o se caracterizan los taurinos o los que viven de la fiesta de los toros por su pensar reflexivo, sino que un pragmatismo cortoplacista y una avidez centavera los convence de reducir la grandeza de la fiesta más original y antigua a las utilidades, la mediocridad y el conformismo. El que no asiste a la plaza no es taurino, reza una frase que se quiere convincente. En efecto: el que no va a la plaza es taurófilo o amigo del toro bravo, no de su aproximación comercializada ni de la falsa estética frente a la mansedumbre. Siempre habrá su diferencia entre los taurófilos pensantes y los taurinos alcahuetes de una mezquina oferta de tauromaquia que degrada la dignidad animal del toro, no se diga la humana.

Ante el extendido silencio de la academia con relación a la fiesta de los toros como riquísimo fenómeno cultural, emociona que la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Azcapotzalco, dentro del seminario Documentario visual: historia no escrita, realizado el miércoles y jueves pasados, haya incluido el tema La imagen como factor de tensión, con una mesa en la que participaron la licenciada Claudia Gabriela Guevara Gómez, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; el maestro Víctor Iván Gutiérrez Maldonado, de la UAM Azcapotzalco y miembro del Comité Organizador, y el doctor Manuel Camacho Higareda, de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, en unas intervenciones de auténtico lujo, habida cuenta de que el pensamiento sustentado y la reflexión rigurosa no tienen tema aborrecido y sí un rechazo a las posiciones fóbicas.

Gabriela Guevara abordó el tema Tauromaquia y posmodernidad: fotografía y cine como metamedios para una interpretación socio-histórica y estética, y puso el dedo en la llaga al hablar del arduo y contradictorio proceso de descolonización. El maestro Víctor Iván Gutiérrez, al referirse a La experiencia temporal de la faena de toros contemporánea, adelantó algunos de los originales planteamientos de la investigación que lleva a cabo, y el doctor Camacho Higareda revisó varios puntos en torno a la Sociolingüística de la tauromaquia. Sin taurinos ni antis, el pensamiento libre e inquisitivo volvió a partir plaza en el ruedo de las ideas.

Manuel Camacho Higareda, taurófilo pensante y sensible si los hay, dice a propósito de otro taurófilo de lujo: “Con frecuencia ejerce uno de papanatas. Vamos por el mundo sobraditos de autoestima, con escasos dos laureles en la biografía. O ninguno. Pero saludamos a las personas con gusto benevolente o con displicencia, según la simpatía que inspiren. Y, de pronto, no falta quién nos da lecciones de tamaño verdadero, de trascendencia y sencillez. Pienso en Álvaro Sánchez Zamora.

“Apizaquense, tlaxcalteca, nuestro paisano, para más señas. No hace muchos días fue incluido en el Salón de la Fama, como un acto de perfecta justicia de la Federación Mexicana de Gimnasia. Se entiende que lo suyo es la disciplina y el arte de la fuerza física, la flexibilidad, la agilidad y la elegancia… No conduce un auto y camina largas distancias, porque así conviene a su proyecto de persona libre, sana y puntual. Es un hombre de saludos bien ejecutados, firmes, francos; estatura mediana, figura marcial y mirada transparente; rítmica su risa; carácter apacible y templado, sabe lidiar con las defectuosas acrobacias de la gente que toma al incauto como trampolín de sus apetencias (…) En nada se parece a los ciudadanos de orgullos efervescentes que en cada gesto de arrogancia social suplican que se les reconozca superiores. Hablo de esos altaneros cuyo sentido de progreso depende de cuán jodidos y anónimos sean los que están a su alrededor. La chingonería basada en el fracaso ajeno”… Olé por una tlaxcalidad sin complejos.

En el portal De Sol y Sombra otra versión de la literatura taurina en un texto delicioso (http://desolysombra.com/2013/11/25/sal-con-una-chica-antitaurina/ ), encabezado por una foto con cuatro cuerones que casi me convencen de volverme antitaurino, sobre todo la del extremo izquierdo, Enary Castro escribe: “La aficionada se ha convertido en una ‘reventadora’ de su vida, no en una bailaora o en apoderada, por eso su vida (su corrida) está llena de significados, oscuros y luminosos”… Vale la pena.

Juan Luis Silis me hizo una confidencia: “Quiero presentarle a alguien que cuando estuve en terapia intermedia, desesperado y con intolerables dolores antes de que me operaran, llegó y me dijo: ‘tranquilo, yo soy aficionado y sé quién eres; no te voy a dejar morir y vamos a salir de ésta’. Sus palabras me dieron una extraña confianza e hicieron que mi moral se fuera para arriba”. Sorprendido tuve entonces que abrazar a un joven de 29 años, de nombre Gabino Barrera y cirujano plástico de profesión. No vayas a dejarlo guapo porque en peligro y se mete de actor, le solté emocionado al perceptivo médico. Y sí: resistir es otra forma de avanzar.