Alrededor de 15 investigadores participan en foro internacional, que se realiza en el DF
El arroz resistente a las inundaciones, en el sureste asiático, y las plantas que soportan el calor y la sequía en Canadá, dos casos exitosos, señala Gerardo Jiménez, presidente del encuentro
Martes 26 de noviembre de 2013, p. 2
Apenas una década después del desciframiento del genoma humano, la investigación en las ciencias de la vida ya genera riqueza para algunos países que han logrado resolver problemas en sectores como la agricultura, pesca y ganadería, mejorar la producción y, por tanto, obtener mayor valor económico.
Alrededor de 15 investigadores, líderes mundiales, lograron la transición entre la ciencia y la industria en diferentes países y hoy, por ejemplo, en algunas regiones del sureste asiático se cultiva una semilla de arroz resistente a las inundaciones y en Canadá se han conseguido cultivos de plantas que sobreviven a la sequía.
Esos expertos están en México para participar, desde ayer, en el foro internacional Genómica, innovación y crecimiento económico, en el que presentarán a académicos, empresas y gobierno, los resultados de sus trabajos científicos, explicó Gerardo Jiménez Sánchez, presidente del encuentro.
El especialista, presidente de la Comisión de Biotecnología de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), comentó que en los pasados 10 años, el conocimiento sobre el genoma con implicaciones iniciales en el campo de la medicina, para la identificación de alteraciones genéticas causantes de enfermedad y, por tanto, de sus posibles soluciones, se extendió a otras áreas.
Este es un conocimiento que debe divulgarse en México porque seguramente también se puede aplicar aquí para resolver problemas frecuentes que limitan el desarrollo económico nacional.
Y es que, de acuerdo con el especialista, primer director del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), el país arrancó con mucho vigor su participación en la investigación de las ciencias de la vida, generó infraestructura, descifró el genoma de los mexicanos y, aunque escasos, también se han formado recursos humanos. Sin embargo, todo esto ha sido insuficiente y hoy el país ocupa un lugar de rezago en el concierto internacional de las ciencias de la vida.
Hace falta establecer el flujo de conocimientos a la generación de propiedad intelectual, hacer descubrimientos propios y que las empresas le pierdan el miedo a vincularse con la ciencia, en particular con la genómica. La academia, la iniciativa privada y el gobierno deben alinear sus esfuerzos para que la investigación científica redunde en innovación y ésta a su vez en crecimiento económico, beneficio social y enriquecimiento cultural.
Son varios los ejemplos de experiencias exitosas. Jiménez Sánchez destacó el caso de los campos de arroz en Asia. Cuando venían las inundaciones que pueden durar dos semanas, usualmente más de la mitad de la cosecha se perdía.
David Mackill, de la Universidad de California de Estados Unidos identificó entre las plantas supervivientes el gen que resistente al agua.
Ese gen se transfirió a otro arroz, el de mayor comercialización y luego de cinco años de trabajo logró una nueva planta que ahora llena campos de cultivo en el sureste asiático.
Otro ejemplo está en los logros de Yafan Huang, presidente de la empresa canadiense Performance Plants. Creó plantas resistentes al calor y la sequía. Comenzó con la canola, de la que se obtiene el aceite para la elaboración de margarina.
El investigador desarrolló una nueva planta que conserva la humedad porque puede cerrar sus poros. El primer año de producción con la nueva semilla hubo superávit de la planta y el excedente lo convirtieron en diesel. Actualmente, en Canadá se produce 2 por ciento del combustible con la canola resistente a la sequía.
Jiménez Sánchez recordó que en México cada año se destinan recursos millonarios a salvar a productores en regiones donde impacta la sequía y a otros cuyos cultivos se pierden a causa de las inundaciones. Eso puede terminar, aseguró. También hay casos en la ganadería, la pesca y la producción de biocombustibles.
Y en el país, agregó, existen las instituciones, la tecnología y el interés del gobierno de incursionar en esta área que utiliza las herramientas de la genómica para mejorar lo que ya existe en la naturaleza.
El foro, que concluirá el 27 de noviembre, se realiza en el hotel Royal Pedregal, en el sur de la ciudad de México.