La delegación Tlalpan no es la única donde el descontento de los ciudadanos ante el clima de inseguridad los ha llevado a organizarse por cuenta propia para frenar la delincuencia, pues en algunas colonias de Iztapalapa, Iztacalco y Álvaro Obregón –limítrofes con el estado de México– también han aparecido mantas en la que se amenaza con linchar a quienes se dediquen a actividades criminales, advirtió el académico universitario Javier Oliva Posada.

A propósito de los grupos de vecinos de la colonia Pedre gal Santa Úrsula Xitla que for- maron grupos para defenderse de los robos, intentos de violación y narcomenudeo (La Jornada, 23/11/2013), el estudioso de temas de seguridad nacional señaló que a la entrada de algunas calles y colonias de Iztapalapa, Iztacalco y Álvaro Obregón, hay algunas lonas en las que se advierte a los criminales que tengan la intención de cometer delitos atenerse a las consecuencias.

Lo que ocurre en la delegación Tlalpan, añadió, es un escalón superior en términos de las decisiones de la población para hacerse cargo de su propia defensa, lo cual pone en entredicho la capacidad de las autoridades locales para poder prevenir e inhibir la comisión de delitos.

Según Oliva Posada, coordinador del diplomado en defensa y seguridad nacional de la Facultad de Ciencias y Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, la aparición en la capital del país de grupos que toman la justicia en sus manos indica una escalada del fenómeno y representa una llamada de atención mas fuerte aun con respecto a lo que está ocurriendo en otras entidades.

Aunque admitió que el surgimiento de colectivos civiles que asumen la labor de defenderse por sí mismos es una mala idea en el contexto del Estado de derecho, Oliva Posada señaló que cuando las autoridades no cumplen con sus labores básicas, los habitantes no se pueden quedar con los brazos cruzados.

Este hecho, abundó, pone en evidencia la falta de capacidad de respuesta de las autoridades y su debilidad estructural. [...] La crisis de inseguridad que esta viviendo el país está poniendo en tela de juicio el dogma del pacto federal.

Tras destacar que los recién creados gabinetes de seguridad en las delegaciones deben agilizar la respuesta de las autoridades y no burocratizarla, el académico manifestó que los grupos de civiles que asumen tareas de defensa van a desaparecer únicamente en la medida en que los gobiernos delegacionales cumplan con su obligación de brindar seguridad.

–¿Es legítimo defenderse a sí mismos? –se le preguntó.

–No es legal, pero sí es legitimo. Es un asunto de sobreviviencia, y si entendemos la capacidad que tiene cualquier ser humano de salvar su vida en situaciones criticas, estas acciones pueden tener legitimidad, aunque sean ilegales –apuntó Oliva Posada.