En la presente administración, México está resuelto a jugar un papel determinante en América Latina y el Caribe. Nuestra diversidad no debe evitar que los países dialoguen; no deben dejar de cooperar ni verse impedidos para encontrar puntos mínimos de acción, afirmó Vanessa Rubio, subsecretaria para América Latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Para nosotros es inaceptable que, habiendo diferencias ideológicas, de apreciación o diferencias políticas, en los países de América Latina y el Caribe no se tenga un diálogo político con el que se puedan hacer convenios de colaboración, explorar áreas de cooperación. Hay países en los que en el pasado la relación estaba en un punto inercial, y queremos detonarla, porque hay mucho que hacer. América Latina puede ser una región diversa, pero no debe ser una región dividida, ese es un acento muy importante, subrayó.

“Cuando llegamos a la cancillería y preguntamos cuál era la agenda estratégica para Colombia, nos dijeron: incrementar el diálogo político, aumentar la cooperación y los flujos de comercio e inversión. Pues está bien, dijimos, ¿y para Ecuador?, pues incrementar el diálogo político, aumentar la cooperación y los flujos de comercio e inversión.

Hoy lo que tenemos es una agenda diferenciada por país, porque no es lo mismo la estructura, la población, las características, los lazos históricos, las prioridades de los gobiernos con cada uno”.

Al exponer en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) los lineamientos generales para aumentar la presencia de México en la región, explicó que en un país el énfasis puede darse en los sectores energético y agrícola, en otros en la cooperación en asuntos multilaterales, ciencia y tecnología, y en otro puede ser más relevante el tema de la cooperación para sitios arqueológicos, aspectos ambientales, cada uno de los 34 países que componen la región tiene un grado de especificidad, de peso relativo y de prioridad estratégica que hace que tengamos una agenda muy específica para cada uno.

Comentó que además de los alrededor de 12 millones de mexicanos que radican en Estados Unidos, unos 180 mil viven en otros países. De éstos, 47 mil se encuentran en América Latina y el Caribe, sobre todo en Bolivia, Costa Rica, Guatemala y Argentina.

Recordó que Bolivia, en las décadas de los 50 y los 60, invitó a comunidades menonitas mexicanas, sobre todo de Chihuahua, para poblar estados del sureste, como Santa Cruz. Aquéllos compraron tierras y se dedicaron a cultivar. Hay menonitas de segunda y tercera generación que son o mexicanos o hijos de mexicanos.

Los que radican en Costa Rica, su migración tiene que ver con temas empresariales, además de que hay muchas mexicanas casadas con costarricenses. En el caso de Guatemala se explica por la cercanía y Argentina por los vínculos históricos, como los exiliados que volvieron a su país y otros vinculados con comercio e inversión.