Zacatecas y la minería
urante siglos, Zacatecas ha coexistido con grandes empresas mineras. Por más de 450 años, la dinámica empresarial generó una economía de enclave alrededor de las operaciones que agregan menos valor: la extracción y el beneficio de los minerales, mientras otras regiones y países los procesan y refinan, culminando así el ciclo de sus cinco principales productos: plata, oro, zinc, plomo, y cobre.
La crisis económica, la inestabilidad de las monedas, el apetito asiático por los minerales, así como las muy favorables condiciones legales y fiscales creadas por el salinismo configuraron un escenario muy favorable para la gran industria minera, cuyas operaciones en Zacatecas han llevado a que la entidad ocupe el primer lugar nacional en producción de plata y plomo, y segundo en oro y cobre, mientras el volumen de oro y plata extraídos durante la década reciente en el país equivale a la de los tres siglos de la Colonia.
Hoy la minería es un sector con gran densidad de capital y objeto de enormes inversiones en exploración y explotación, lo que ha implicado una concentración geográfica y financiera y la transición a un nuevo modelo extractivo. En Zacatecas es evidente el gran peso de los consorcios mineros: se ha generalizado su forma de operar, que conlleva la apropiación de la tierra con complicidad diversas, sobrexplotación de recursos, contaminación de mantos acuíferos y el desastre ecológico derivado de la explotación a tajo abierto y la lixiviación mediante la cianurización de minerales. El gobierno federal les ha concesionado 35 por ciento del territorio y las unidades mineras en producción les pertenecen, por lo que ellos deciden qué zonas explotar, qué productos extraer y la orientación del proceso global de producción, mientras en 2010 la pequeña y mediana minería ya no aparecen en las estadísticas.
En Zacatecas es evidente que, lejos de estimular la articulación industrial y dinamizar la economía regional generando empleos, la minería contribuye a reforzar sus raíces y destino primario-exportador de bajo impacto, generando materias primas y divisas para otras entidades nacionales y corporaciones transnacionales a costa del despojo, la apropiación y la explotación extensiva de sus recursos naturales no renovables mientras que sus municipios no obtienen beneficio alguno y mantienen su incapacidad para el desarrollo local integral, condenando a su población con los índices más bajos en desarrollo humano.