Suman a miembros de la familia para contribuir al gasto
Duplican las jornadas de trabajo y otro empleo en el sector informal
Lunes 18 de noviembre de 2013, p. 11
Los trabajadores mexicanos han creado nuevos esquemas para sobrevivir económicamente, ante las bajas remuneraciones en sus empleos, como la incorporación de más miembros de la familia a las actividades laborales, para completar la compra de alimentos y el pago de servicios básicos; duplicación de jornadas de los padres y madres que tienen un empleo formal y buscan otro en la informalidad.
De igual manera, han proliferado los negocios familiares, en los que participan varios miembros de la familia; el ofrecimiento de servicios personales los fines de semana o la venta de comida y ropa.
La medida más drástica es el abandono de los estudios por parte de los más jóvenes, hecho que se da sobre todo cuando los alumnos están en niveles educativos medio y superior.
Sobre esto último aspecto, un informe de elaborado por el profesor Carlos García Villanueva, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco, revela que el mayor segmento de jóvenes que dejan de estudiar es de entre 15 y 20 años y, de éstos, 50 por ciento de los varones y 35 por ciento de las mujeres lo hacen por motivos económicos y para incorporarse al mercado laboral.
Señala que casi 60 por ciento de jóvenes en esa edad desertan de la escuela y en ello es determinante su nivel socioeconómico.
La Universidad Obrera, en su revista Trabajadores (número 96), en un análisis de Laura Juárez, establece que la contención salarial ha generado un desplome de 80 por ciento del poder adquisitivo de 1976 a la fecha, de tal forma que ahora sólo pueden adquirir 20 por ciento de lo que compraban con un salario mínimo hace 36 años. Incluso, en el primer año del actual gobierno continuó la caída del poder de compra de los mexicanos, porque ha habido una disminución de los salarios en términos reales.
Además, señala, en México la mayoría de los trabajos son precarios y la reforma laboral impuesta presionó a la baja las condiciones de contratación, uso y despido de mano de obra; se flexibilizaron los salarios, a tal grado que algunas empresas pagan a destajo, por hora o por proyecto; se legalizó la subcontratación y casi 63.4 por ciento de los mexicanos que trabajan no tienen seguridad social ni prestaciones.
Esta situación ha llevado a que en la realidad se den nuevas fórmulas de sobrevivencia económica, en las que ya se rebasó la medida de incorporar más miembros de la familia a actividades laborales. Ahora los jefes o jefas de familia buscan además de su trabajo formal otro informal. Hay quienes en sus empleos venden zapatos, ropa o comida. Trabajadores que en sus fines de semana ofrecen servicios de electricidad, plomería o atienden un pequeño negocio.
Información proporcionada por trabajadores de Mexicana de Aviación y del Sindicato Mexicano de Electricistas revela que casi la totalidad de los integrantes de estos gremios que perdieron su empleo, se incorporaron a la economía informal de diversas formas, desde ofrecer servicios personales, hasta venta de comida, cosméticos, ropa, dar clases particulares, elaboración de productos artesanales y otros
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El informe de la Universidad Obrera establece que hoy la informalidad es uno de los rasgos estructurales del mercado laboral, debido que hay escasez de empleos formales, porque la economía tiene bajo crecimiento, y porque las corporaciones generan trabajos precarios para abaratar sus costos de producción.