El proyecto presidencial busca quitar al sector su carácter estratégico, sostienen
Señalan que se pretende depositar de forma exclusiva en el Ejecutivo las decisiones en la materia
Lunes 18 de noviembre de 2013, p. 6
La iniciativa de reforma energética planteada por el presidente Enrique Peña Nieto pretende quitar al sector su carácter estratégico, dotar de facultades excesivas para las decisiones en ese ámbito al Ejecutivo y empequeñecer el Estado mexicano, señalaron especialistas universitarios.
El constitucionalista Diego Valadés Ríos, integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ex procurador general de la República, afirmó que la reforma a los artículos 27 y 28 de la Constitución planteada por Peña Nieto es un intento por arrebatar al petróleo y la electricidad el carácter de estratégicos
para la nación.
El artículo 28 de la Carta Magna señala que las áreas estratégicas para la nación son el crudo y los demás hidrocarburos, electricidad, correos, telégrafos, radiotelegrafía y energía nuclear, entre otras. Pero las modificaciones propuestas por el Ejecutivo pretenden omitir en este lineamiento constitucional el petróleo y la electricidad.
¿Qué Estado pretenden construir? En 2012 los ingresos a correos fueron de mil 974 millones de pesos y de 608 millones a telegrafía. Además desde los años 80 del siglo pasado el Estado ha venido disolviendo el avance en la energía nuclear. Con esas ganancias, ¿estas (áreas) son estratégicas?
Por las exportaciones de crudo, México obtuvo en ese mismo año ingresos superiores a 40 mil millones de pesos, apuntó.
Subrayó que la iniciativa deposita exclusivamente en el Ejecutivo la política y las decisiones en materia energética.
Con esto se pretende dar facultades excesivas a la figura presidencial, y no se tomará en consideración al Congreso, a la sociedad ni a ningún cuerpo asesor, consultivo o directivo.
Para el constitucionalista, esas propuestas de modificación a la Carta Magna no favorecerán que haya mayor producción de gasolina o gas o se incremente la capacidad de exploración, explotación y producción de hidrocarburos.
Por el contrario, sólo se favorece el traspaso de una mayor cuota de decisiones y recursos al sector privado, aseveró.
El asunto de fondo es obedecer la política del empequeñecimiento del Estado.
En caso de aprobarse esos cambios, habrá más pobres en el país, mayor déficit en los servicios públicos y más enriquecimiento de particulares a costa de los recursos de la sociedad. Quieren arrebatar la excepción mundial que representa México, pues sólo en nuestro país no hay millonarios particulares por la explotación de recursos petroleros
.
Fabio Barbosa Cano, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM, dijo que las pretendidas modificaciones en materia energética son la renuncia a la aspiración de buscar desarrollo tecnológico en México
.
Aseguró que esta propuesta es parte de un modelo neoextrativista, en el cual el desarrollo del petróleo debe analizarse en conjunto con la explotación minera.
Sostuvo que de poco serviría aumentar la producción de crudo mediante contratos con empresas si, con base en lo estipulado en la contratación de plataformas, Petróleos Mexicanos (Pemex) sólo puede obtener 10 por ciento de lo extraído.
Leticia Campos Aragón, también del IIE, sostuvo que la reforma propuesta por Peña Nieto pretende quitar al sector energético su carácter estratégico.
El primer paso fue la extinción de Luz y Fuerza del Centro, la cual no radicó en su ineficiencia operativa y financiera, sino en la concentración de líneas que buscaban empresas de medios para la oferta de servicios de triple play y en el interés de compañías dedicadas a la producción de energías verdes.
Javier Aguilar García, del Instituto de Investigaciones Sociales, indicó que si bien diversos gobiernos mexicanos han planteado numerosas reformas estatales, pocas han avanzado y aún menos han funcionado.
Por lo anterior, sostuvo, es necesario debatir y analizar la reforma energética a profundidad, pues el petróleo tiene numerosos usos –directos y derivados– que lo hacen un bien de fundamental importancia para el país.
Además hay que debatir de manera seria sobre las fuentes alternativas de energía, ya que aún se tiene muy poca información al respecto, consideró.