ayotte, o Mahoré en dialecto suajili, compuesta por dos islas principales y otras menores del archipiélago de las Comores en el océano Índico, fue vendida a Francia por el sultán que la gobernaba en 1841. En el siglo XX, a pesar de distintas invitaciones a independizarse, desde la del general De Gaulle (1958) hasta las Naciones Unidas (1972, y 1976), o de la Unión de las Comores, los mahorés consultados decidieron continuar atados al Estado francés (plebiscitos de 1974 y 1976, referendo de 2009) con una mayoría superior a 90 por ciento de más de la mitad del padrón de votantes. Así, desde la primavera de 2012, Mayotte es el Departamento 101 y Vº Región de Ultramar con su propia Asamblea Deliberativa.

Sus más de 200 mil habitantes, en su mayoría mestizos de bantús y malgaches, con aportes portugueses y franceses minoritarios, viven en 376 kilómetros cuadrados bajo la autoridad del Comisario del gobierno francés y, en el campo de la educación pública, bajo la de un Vicerrector. Profesionistas de los sectores de la educación, la salud, la justicia o la administración, son enviados de la metrópoli a la isla desde un mínimo de dos años a un máximo de cuatro, con un salario doble y exento de impuestos… Esto hasta enero de 2014, cuando empezarán a pagarlos con el sentimiento de que esta medida representa una traición del Estado. Por ello, los maestros metropolitanos en Mayotte se pusieron en huelga desde el 28 de octubre pasado, convocando a los demás funcionarios. Su argumento es que sin las prestaciones nadie querrá ir a trabajar a la isla, y que en vez de castigar a los maestros deben seguir indemnizándolos por vivir en ese polvorín.

No obstante, hay otros profesores que ven en esta huelga más que un error, un insulto a la miseria, mientras los mahorés ven el movimiento con indiferencia, preocupados por encontrar empleo en esa isla que teniendo el estatus de igualdad republicana, resultan inexplicables los privilegios de los funcionarios llegados de Francia (diario Rue 89)

Maestros minoritarios que condenan el menosprecio por los isleños, desde quienes hoy gritan como si fueran revolucionarios cuando van a Mayotte sólo por las playas y para llenarse los bolsillos, adaptándose al más bajo nivel educativo, hasta el del Ministerio de la Educación Nacional que no ha sabido adaptar el sistema educativo impartido en Francia a la realidad de Mayotte y en la lengua materna de los jóvenes, aplicando en cambio preceptos calcados de los que se usan en París y que sólo ahondan las ya de por sí abismales diferencias entre ciudadanos franceses de dos categorías. ¿Suena conocido?

Yuriria Iturriaga