Reconocido por su estatura física, moral e intelectual, por su pasión y generosidad, pero por sobre todo por su extraordinaria capacidad de síntesis, el historiador Martín Quirarte Ruiz (1923-1980), fue homenajeado la noche del pasado miércoles, a 90 años de su natalicio, en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).

Distintos testimonios, recuerdos y anécdotas de quienes fueron sus alumnos, conformaron un especie de retrato colectivo de los trabajos y días de Quirarte Ruiz.

La historiadora Patricia Galeana, directora del INEHRM, quien fuera discípula y maestra adjunta de la cátedra de Martín Quirarte, así como Arturo Delgado, director del Colegio de Ciencias y Humanidades plantel Vallejo; Raúl Figueroa Esquer, docente en el ITAM; Elisa Barragán, directora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM; José Iturriaga de la Fuente, historiador; Martha Martínez, directora de la Casa Universitaria del Libro; el historiador José de Jesús Romero; el escritor Eusebio Ruvalcaba; José de Santiago Silva; Gloria Villegas, directora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y el escritor Vicente Quirarte, hijo del historiador homenajeado, fueron quienes, uno por uno, hablaron del maestro que contribuyó de manera decisiva en su formación.

Martín Quirarte Ruiz fue un historiador siempre interesado en las relaciones Iglesia-Estado. Fue un católico-juarista, ecuánime, ponderado y apasionado, cuyos trabajos son lectura obligada tanto para especialistas como para el lector interesado por la historia, destacó Galeana.

Durante el homenaje, quienes fueran sus alumnos, se refirieron a los trabajos que realizó Quirarte Ruiz en torno a Justo Sierra y Benito Juárez, a las dinámicas y disertaciones del maestro en clase, a su infaltable pluma fuente con tinta color violeta, a sus certeras, equilibradas y enriquecedoras lecciones, a su prosa seductora, a su vehemencia al hablar y serenidad en sus escritos, a su amplia biblioteca integrada por libros de historia, filosofía y arte, pero sobre todo coincidieron en destacar su rara y extraordinaria capacidad y habilidad para presentar la historia de una manera concisa y sintética.

Martín Quirarte fue un modelo de equilibrio, antítesis del fanatismo y el sectarismo, apuntó Iturriaga de la Fuente. Fue un espíritu apasionado que iba más allá de las fechas y valoraciones, dijo José de Jesús Romero. Vivió cada minuto con pasión e integridad, expresó su hijo Vicente.