Representante de la Alfred Herrhausen Society presenta libro en el DF
Destacan las mejoras realizadas por la asamblea indígena Miravalle, asentada en Iztapalapa
Domingo 17 de noviembre de 2013, p. 30
Ute Elisabeth Weiland, directora de la Alfred Herrhausen Society, consideró indispensable que los gobiernos de grandes urbes, como la ciudad de México, involucren y respalden los proyectos comunitarios que se gestan en su entorno para realizar con éxito procesos de transformación urbana.
En entrevista, la representante de la asociación alemana que en 2010 otorgó el Premio Deutsche Bank Urban Age a la asamblea comunitaria de Miravalle, asentada en una de las zonas más marginadas de Iztapalapa, expresó que los líderes de una ciudad no pueden actuar y planificar al margen de las comunidades.
De visita en la capital mexicana, para presentar el libro Handmade Urbanism, que recoge la experiencia de 15 proyectos comunitarios de cinco ciudades diferentes, entre ellos el de Miravalle, Weiland advirtió que los gobiernos que no involucran a los ciudadanos en los procesos de transformación enfrentan grandes conflictos, como sucedió recientemente en Brasil.
Tienen una renovación con el tema de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro y no están involucrando a la gente en ese proceso; eso les está generando muchos problemas
, afirmó.
Como autoridad –agregó– debes darte cuenta de que las comunidades y sus iniciativas e intervenciones para mejorar el entorno tienen amplias ventajas, pues no sólo parten del conocimiento de sus problemáticas; también, por lo general, no requieren de muchos fondos y dichas iniciativas pueden ser replicadas en otros lugares, sin que implique un gasto excesivo de recursos.
Detalló que uno de los hallazgos del premio Deutsche Bank Urban Age en los últimos cinco años ha sido encontrar que las ciudades emergentes no sólo comparten problemas similares, sino que para su solución los habitantes también acuden al mismo tipo de estrategias.
Para enfrentar problemas como la educación, la salud, el medio ambiente o la falta de espacios públicos, la gente en México, en Ciudad del Cabo o en Bombai se organiza de la misma manera y promueve proyectos comunitarios como cocinas, bibliotecas, laboratorios de cómputo; pero tienen un límite, por lo que se requiere la participación de otros actores, entre ellos, las autoridades
, apuntó.
Dos décadas de trabajo
A su vez, Ana Álvarez, coordinadora del premio en la ciudad de México y coautora del libro, indicó que en la capital del país hay un alto número de comunidades interesadas en intervenir directamente en las mejoras que les atañen, como se demostró en el 2010, cuando se recibieron 193 iniciativas.
Manifestó que en el caso de Miravalle, según ha documentado la propia Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, el proyecto comunitario que han impulsado desde 20 años se está volviendo un ejemplo para los barrios aledaños, y es importante, dijo, porque suelen ser zonas dormitorio, que están abriendo sus propias fuentes de empleo y de recreación.
La asamblea de Miravalle es una organización fundada por indígenas que habitan en la zona, su trabajo consiste en la recolección y reciclaje de PET; tiene un huerto, comedor comunitario y un centro cultural donde se imparten distintos talleres, entre ellos, de grabado y música.