Despliegan soldados y policías a Tacloban para garantizar el orden
Jueves 14 de noviembre de 2013, p. 29
Tacloban, 13 de noviembre.
Miles de sobrevivientes, desesperados y furiosos por la lentitud con que fluye la ayuda en Filipinas, intentaban este miércoles tomar uno de los pocos vuelos disponibles para huir de las zonas afectadas por el paso del tifón Haiyan, de acuerdo con informes de la Cruz Roja Internacional.
Las autoridades, que temen que el balance total de víctimas sea de varios miles, anunciaron este miércoles la muerte de ocho personas cuando se vino abajo un depósito de arroz que era saqueado en la ciudad de Alangalang, en la isla de Leyte, a 17 kilómetros de Tacloban, una de las urbes más afectadas por el tifón categoría 5.
Los saqueadores se llevaron más de 100 mil sacos de 50 kilos de arroz cada uno, indicó Rex Estoperez, vocero de la Autoridad Nacional de la Alimentación.
Este día las autoridades se vieron obligadas a aplazar un entierro colectivo en Tacloban debido a varios disparos. Terminamos de cavar el emplazamiento para el entierro colectivo, pero hubo varios tiros
y la policía pidió al convoy que diera media vuelta, explicó el alcalde, Alfred Romualdez. Según informes, poco más de mil 800 cadáveres han sido recuperados.
Cinco días después del paso del tifón Haiyan, uno de los más potentes en la historia con vientos hasta de 300 kilómetros por hora y olas de más de cinco metros, los sobrevivientes de Tacloban buscan desesperadamente huir del desastre, en medio de malos olores de cuerpos en descomposición.
Mientras miles de personas siguen sin tener acceso a alimentos y agua potable, las fuerzas armadas estadunidenses continúan llevando ayuda suplementaria a los afectados por el meteoro, con la participación de al menos una docena de aviones y helicópteros, informó una fuente del cuerpo de marines. Otros países también cooperan con diversas ayudas y donaciones en efectivo.
Algunos, agotados, traumatizados y hambrientos, provocaron una avalancha el miércoles por la mañana en el aeropuerto en ruinas de la ciudad, para intentar subirse a alguno de los aviones militares que traen ayuda humanitaria. Miles de personas se encuentran desamparadas y vagan sin dirección por las devastadas calles.
Los vuelos que despegan y aterrizan en Tacloban todavía son muy limitados
y los transbordadores están abarrotados, admite Patrick Fuller, el portavoz de la Cruz Roja Internacional en la región.
Por la noche el titular de Defensa, Voltaire Gazmin, informó que las fuerzas de seguridad de Filipinas tomaron control de la situación en Tacloban. Al menos mil 200 soldados y 800 policías han sido desplegados para garantizar la seguridad y el orden.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre los riesgos de enfermedad, especialmente sobre las relacionadas con el agua.
El balance de víctimas aún es difícil de establecer. La ONU, que el martes pidió 301 millones de dólares para ayudar a las víctimas, habló de 10 mil muertos en Tacloban, pero el presidente filipino, Benigno Aquino, considera que esa cifra es demasiado elevada
e indicó por su parte que serían entre 2 mil y 2 mil 500
muertos, así como más de 600 mil desplazados.
En total, la ONU calcula que más de 11 millones de personas, 10 por ciento de la población de Filipinas, se han visto afectadas por la catástrofe.