Las notas orquestales emanadas desde los instrumentos de 500 niños y jóvenes darán vida a Música en armonía, un concierto que reunirá a agrupaciones comunitarias de regiones de todo el país en el Auditorio Nacional, el 26 de noviembre.

El estreno de la cumbia sinfónica Alas, del compositor Arturo Márquez, inspirada en la niña paquistaní Malala, sonará como himno de un movimiento que propone crear comunidad, conciencia y solidaridad mediante la música, un árbol de la vida con raíces en la tradición.

Al encabezar la conferencia para dar detalles de la propuesta multidisciplinaria, Rafael Tovar y de Teresa, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), anunció el propósito de retomar e impulsar el sistema de orquestas infantiles y juveniles con el programa Movimiento Nacional de Agrupaciones Musicales Comunitarias.

El concierto es una muestra del resultado de ocho meses de trabajo en el que se han recogido experiencias, con la infraestructura existente y la integración a las condiciones mexicanas de un programa artístico con vocación social. Una prioridad, indicó, es crear y ordenar esfuerzos dispersos en el país. Este año se ejerció un presupuesto de 92 millones de pesos y el próximo será de 150 millones de pesos.

Apoyo de la sociedad civil

Eduardo García Barrios, director del Sistema Nacional de Fomento Musical, expuso que en abril pasado 13 sinfónicas y nueve coros se inscribían en el concepto de grupos comunitarios, es decir, orquestas de alto rendimiento con ensayos periódicos y relación muy estrecha con la comunidad.

Hoy el Movimiento de Agrupaciones Comunitarias cuenta con un centenar de representantes, entre orquestas, bandas tradicionales de alientos y coros.

Son 9 mil 800 niños y 300 profesores en 18 estados, como Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Morelos y Oaxaca, que conforman esta red de músicos en formación, con el apoyo de gobiernos locales y de la sociedad civil.

La estrategia es crear una gran base de agrupaciones comunitarias, que no sólo incluya orquestas y coros, sino conjuntos tradicionales. Por ejemplo, comentó García Barrios, en Zozocolco, en la Huasteca veracruzana, se impulsa la creación de un ensamble de 30 violines. Sus maestros serán los señores del huapango, con un grupo de 12 jaranas y huapangueras, con un set de percusiones sinfónicas y un coro. Uno de los principios es la tradición.

El programa permanente para instruir a formadores, así como el de detección y atención a talentos, para atender de manera individual a músicos sobresalientes, son la base de la propuesta que incluso se ha renombrado Orquesta Escuela Carlos Chávez.

El compositor Arturo Márquez abundó sobre el estreno mundial del himno dedicado a las agrupaciones musicales comunitarias del mundo. La pieza le fue comisionada hace tres meses y la terminó hace uno. Siempre trabajo por las vivencias o los recuerdos, dijo. Relató que cuando manejaba rumbo a Acapulco y escuchaba cumbias recordó el baile con las manos como alas, y llegó la imagen: Malala, alas, libertad e inmediatamente comenzó a trabajar en la pieza.

Sin embargo, desde hace un año ya tenía el proyecto de hacer una obra sobre Malala y su lucha en Pakistán por el derecho a la educación de las niñas. Una investigación y textos de su hija Lily Márquez resultaron en la obra Alas (a Malala), que será interpretada para cerrar el concierto en el Auditorio Nacional.

Además, la obra fue la pauta para el trabajo que realiza desde hace siete meses con una banda en el estado de Morelos, donde ha reunido maestros, buscado apoyo y ha conseguido instrumentos. Niños, esos abundan, levantamos piedras y salen saltando por todas partes.

Rafael Tovar mencionó los antecedentes del Movimiento Nacional de Agrupaciones Musicales Comunitarias, que surgió a finales de los años 70 del siglo pasado con la participación mexicana del compositor Carlos Chávez, además el gran director mexicano Eduardo Mata, con José Antonio Abreu, fundador de El Sistema venezolano. Fue Mata quien propuso en México la creación de orquestas y coros juveniles desde 1989 y se desarrolló con una metodología que implicaba la creación de una pirámide, en cuya base están la recolección de talentos y la formación hasta llegar a la cúspide con un orquesta como el gran semillero.

Cultura, vía para el cambio social

Alejandra Frausto, directora general de Culturas Populares, detalló que el programa Cultura para la Armonía sitúa a la actividad cultural en dos programas: uno en contra de la violencia y la delincuencia, además de la Cruzada contra el Hambre, para dotar a las poblaciones con disciplinas artísticas como alternativa para niños y jóvenes en situación de riesgo. En este caso, las orquestas incorporadas hasta ahora, en su mayoría, se sitúan en zonas problemáticas del país.

La funcionaria señaló que el proyecto comenzó en Guerrero, con un programa de la cultura como herramienta de transformación social. El tema de la música funciona de manera muy generosa en una comunidad vulnerada. Por ejemplo, se cumplen los principios que sostienen a este programa, que son comunidades que florecen a partir de su identidad y vitalidad cultural, niños y jóvenes transforman sus horas de ocio en arte y se generan fuentes alternas a la economía familiar, además de fortalecer la dignidad identitaria.

El concierto Música en armonía es símbolo de la génesis de un movimiento, y en el que además de la música de niños y jóvenes, se incorporan textos, iluminación, un actor en escena y videos. En el programa, además del estreno de la pieza de Márquez, se interpretará música de otros compositores mexicanos y tradicional, algunas con cantos en lenguas indígenas.

La cita es el 26 de noviembre, a las 19 horas, en el recinto de Paseo de la Reforma y Campo Marte. La entrada es gratuita y los boletos se pueden solicitar en las oficinas del Sistema Nacional de Fomento Musical (San Fernando 14, colonia Guerrero).