La Organización Meteorológica Mundial presenta informe en conferencia de la ONU
Desde los años 90 ha subido una media anual de 3.2 milímetros, señala el documento presentado en conferencia sobre cambio climático
Este año, entre los 10 años más calurosos desde 1850, indica
Jueves 14 de noviembre de 2013, p. 2
Ginebra/Varsovia, 13 de noviembre.
El aumento del nivel del mar a causa del calentamiento global hace que los tifones sean más peligrosos para los habitantes de las costas, señaló este miércoles un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), presentado en la 19 conferencia sobre clima de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Varsovia.
La OMM estima que 2013 estuvo entre los 10 años más calurosos desde que comenzaron los registros en 1850. Entre enero y septiembre las temperaturas fueron 0.48 grados superiores al promedio de entre los años 60 y 90. Ete año está por ahora empatado con 2003 como el séptimo año más caluroso. En Australia, Japón, China y Corea del Sur se registraron temperaturas récord en verano.
Aunque no se puede atribuir cada tifón al cambio climático, el aumento del nivel del mar hace a los habitantes de las costas más vulnerables a las inundaciones
, declaró el secretario general de la OMM, Michel Jarraud.
Hemos visto las trágicas consecuencias en Filipinas
, añadió. El cambio climático no solamente afecta las temperaturas, sino que provoca sequías, inundaciones y lluvias torrenciales.
Cifra récord
La primera parte del informe sobre el clima mundial, publicado en septiembre por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, señala que en marzo de 2013 el nivel del mar había llegado a una cifra récord. Desde los años 90 ha subido una media anual de 3.2 milímetros, el doble de rápido que en el periodo 1901-2010.
Aparte del tifón Haiyan, que causó devastación en Filipinas, ha sido un año promedio para los ciclones tropicales, dijo el informe, que registra 86 tormentas tropicales en lo que va del año, apenas tres menos que el promedio anual desde 1981. Estuvieron repartidas de manera irregular en el planeta.
El Atlántico experimentó su temporada más tranquila en 1994 en términos de intensidad y duración de tormentas tropicales. De 12 tormentas con nombre solamente dos, Humberto e Ingrid, alcanzaron fuerza de huracanes. Ambas fueron además huracanes de categoría 1, la más baja.
Pero el oeste del Pacífico norte, sin embargo, registraba 30 tormentas para principios de noviembre, por encima del promedio anual de 26, dijo la agencia. Trece fueron tifones, incluso Haiyan, que se desencadenó sobre las Filipinas la semana pasada.
Las tormentas que alcanzan 119 kilómetros (74 millas) por hora son calificadas de huracanes en el Atlántico y tifones en el noroeste del Pacífico.
Haiyan es una de las tormentas más poderosas que han tocado tierra en cualquier parte del planeta. Hasta este miércoles eran 2 mil 500 los muertos y 11 millones de damnificados.
La situación se agrava particularmente en aguas del Pacífico sur donde se han constatado hasta subidas de seis milímetros por año.
Lo más grave es que los expertos alertan de que el nivel del mar seguirá aumentando debido al derretimiento de los hielos polares y los glaciares, pues más de 90 por ciento del exceso de calor que generan los gases contaminantes es absorbido por los océanos.
La OMM llamó la atención sobre las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y otros gases de efecto invernadero, que alcanzaron un nuevo récord en 2012 y que se espera alcancen niveles sin precedente en 2013.
Los datos ofrecidos por la organización no son concluyentes sobre la relación entre el cambio climático y la frecuencia de fenómenos meteorológicos como los ciclones tropicales, asunto que prosigue investigándose.
Sí es previsible un impacto cada vez más devastador de los mismos debido al calentamiento global, porque los efectos del alza de la temperatura media se materializan de forma más intensa y rápida de lo previsto.
De ahí la urgencia de que en esta Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre cambio climático se proponga y acuerde una agenda que recupere lo alcanzado con el Protocolo de Kioto y sea más eficiente, que pueda aprobarse en 2015 en París para entrar en vigor en 2020.