La agrupación se presentó el viernes pasado en el Palacio de los Deportes
Y de Iztapalapa para el mundo... Los Ángeles Azules
Kinky, Ximena Sariñana y Jay de la Cueva, entre otros, interpretaron varios éxitos de cumbia
Público finolis y del tianguis bailaron al alimón con Cómo te voy a olvidar y Entrega de amor
Domingo 10 de noviembre de 2013, p. 7
El viernes pasado, el grupo de música tropical Los Ángeles Azules convirtió el Palacio de los Deportes en una enorme pista de baile, de seguidores de la cumbia mexicana, de brinquito y ene cantidad de vueltas, tanto que parecía rock and roll.
¡De Iztapalapa para el mundo!
, se escuchó de las bocinas. En un video se proyectaron imágenes de los bailes masivos donde los querubines han hecho historia, tanto dentro como fuera de México.
Cientos de asistentes buscaban el lugar que señalaba su boleto, pero acabaron sentándose donde pudieron. Se quejaban de lo caro de las entradas, más que en un tíbiri popular normal. Ya mejor aquí nos quedamos
, decían con resignación dos damas de edad avanzada que hicieron el esfuerzo por pagar un lugar.
En la actualidad el público de Los Ángeles Azules abarca todas las clases sociales y en el Palacio de los Deportes se unieron sectores de diferente poder adquisitivo. Se vio gente con ropa finolis y mucha con prendas de soy totalmente… tianguis.
Roce clásico
Se apagaron las luces y un video mostró a los nacidos en el oriente capitalino tocando con una gran orquesta, lo que dio a la cumbia popular dimensiones inesperadas, de roce clásico.
Acabada la intro, comenzó la pachanga de los de Iztapalapa, donde vive la gente guapa; en ese mundo palaciego, nada de Iztapalacra, nada de Iztaparrata, nada de Iztapamatan. Hay cultura y hay historia prehispánica, porque no todo es tíbiri-tábara.
El toquín del cumbión reventó los oídos con Mi único amor. En las pantallas en cámara lenta se dibujó un corazón que se tiñó de rojo carmesí. Fue el símbolo de la noche, de uniones que van más allá de un regalo, de un globo, de un algodón de azúcar, de chocolates rellenos de algún néctar. Es el corazón rojo, intenso de amor. El barrio es una condición mental, y en una cuadra la vida se resignifica a diario. Ahí se lucha por ser.
Mi único amor fue un tema de rompe y razga. ¡A pulir el piso! Cientos de parejas ejecutaron sus mejores pasos. Él la hace girar en un punto. Ella se deja llevar, apenas guiada por una mano que se ciñe a su cintura.
Si la primera rola fue una incitación al faje, Entrega de amor, uno de sus máximos éxitos, acabó de sumergir a la concurrencia en el filin de la cumbia mexicana.
La fiesta siguió con Las maravillas de la vida, donde la voz femenina dice al oído que está ahí y por amor.
Un vendedor de chupe invita a comprar un caballito de mezcal; a cien pesos cada uno. ¡Órale, para que vean más azules a los ángeles!
Ya algún novio le compró a su enamorada una especie de espada que irradia luces de colores. Entró al escenario Camilo Lara, el primer invitado de la noche, que cantó a dúo Cumbia pa’ gozar, uno de los mejores ejemplos de cumbia romántica al estilo de Los Ángeles Azules.
Vinieron otros éxitos: Amigos nada más y Cumbia del acordeón; Juventud, y la invitada de lux de la velada fue Ximena Sariñana, quien invitó a bailar con Mis sentimientos, poderosa muestra de cumbia sonidera, variante en la que el grupo anfitrión ha fincado su popularidad. Los sonideros los tocaron cuando la radio no hacía sonar sus discos. Sin los sonideros, los Ángeles no hubieran volado tanto.
El reven en su apogeo con Mi niña mujer, canción tierna donde la fémina es todo. Hasta las piedras se movieron cuando entró Kinky para acompañar en la rolaza de rolazas: Cómo te voy a olvidar, frase que miles mostraban en sus playeras.
Al sonar 20 rosas, en las pantallas se veía una lluvia incesante de pétalos. Es el amor a la ene potencia. Te doy 20 rosas, pero quisiera darte un ramo con millones de flores.
La cumbia del infinito, a dúo con Centavrvs, también hipersonidera.
Así siguió la tocada grupera con El listón de tu pelo, idea fija hecha canción. Ternura de barrio. Ay, amor y una finta de que se van. El encore estará heavy con 17 años, una de sus composiciones más queridas, a dúo con Jay de la Cueva, quien le imprimió tono rockerón.
Muchos van al baño bailando. Otros corren antes de que acabe A la cumbiamba. Una joven le pregunta a su abuela si se quiere sentar y la eternamente joven responde tirando la polilla, moviendo el bote.
Se despiden con su máximo éxito, Cómo te voy a olvidar, que para miles, hará esa noche inolvidable.