Conformada por técnicas y materiales múltiples utilizadas en 62 piezas, el artista Sergio Unzueta inauguró este sábado Reflexiones cotidianas: un destello que se refleja, en Casa Frissac, exposición que muestra su trabajo durante los últimos cuatro años.

La retrospectiva exhibe obras, de pequeño y mediano tamaño, en las que se recurrió a una variedad de formatos y técnicas: mixta, relieve, óleo, collage, escultura en madera, arte-objeto e intervenciones, distribuidas en tres apartados temáticos: la primera es el núcleo que titula la exposición, una segunda parte hace hincapié en el arte objeto, y la última, al abstracto.

Durante el acto de apertura, Unzueta dijo sobre esta colección: “tiene una carga de simbolismos míticos, apocalípticos y llenos de vida. Para mí, las metáforas son importantes en mi obra porque a partir de los objetos determino los ciclos de vida y hago una subjetividad que lleva a mundos imaginarios, en la realidad de una u otra manera como la ve cada quien.

Sin embargo, la radiografía más cercana que yo plasmo desnuda al cuerpo y lo hace calaca, calavera, musa, diosa. Desentraña la percepción, agudiza la naturaleza. Mariposas, aves, esqueletos, mujeres y otras imágenes reales de nuestro entorno inmediato. Lo que muere nace, lo que nace muere. Lo que está hecho se reinventa y lo que es puro también se oscurece.

El conjunto es la cuarta y la mayor exposición individual del artista, formado con obra nueva casi en su totalidad e incluye su creación desde 2010 y a la fecha. Aborda elementos simbólicos y míticos (prehispánicos y griegos, por ejemplo) y modernos, además establece un diálogo con autores y aspectos de la cultura como la música, la poesía, la arquitectura a partir de la utilización de madera barro, acrílico, papel, telas, alfombras y piezas intervenidas como una clásica cabeza de jaguar.

Sergio Unzueta (México DF, 1974) explicó en entrevista con La Jornada, que el sentido de estas piezas es “conocer a partir de tu entorno, vivencias y perspectivas cómo ves el mundo. Para mí, es desde adentro hacia afuera. Generalmente se ve de fuera hacia adentro. Yo lo que siento, lo que capto, lo externo. Es como una radiografía, es como conocerse primero adentro: conócete primero para que puedas amar el mundo.

“Tiene mucho que ver con una mística. No necesariamente el cráneo, la calavera tiene que ser muerte, para mí es vida, porque siempre están sonriendo. La mayoría de las calacas que presento están sonriendo, y saben que en algún momento, para que algo muera algo va a nacer. Por eso las mariposas. Estos símbolos son prehispánicos. Es una mística nacional… El pasado prehispánico, es importante rescatarle y externarlo”.

Una de las piezas, Échale un ojito, tiene como tema la ceguera y explora la dualidad entre la luz y la oscuridad; otras, la sexualidad como origen del universo; también cuenta con algunas con elementos de origen náhuatl.

“La temática que yo tengo la abordo de una forma lúdica… el arte es una forma de expresión lúdica, y toda esta serie alude al nacimiento y a los ciclos, un proceso de vida. Cada cuadro habla de una historia de vida, la mayoría, es muy autobiográfica… Una poesía visual. La poesía está relacionada con la pintura. Octavio Paz decía que la pintura y la poesía son hermanas”, señaló.

Reflexiones cotidianas: un destello que se refleja se exhibirá en Casa Frissac, ubicada en una la Plaza de la Constitución, en el Centro de Tlalpan hasta el domingo primero de diciembre.