Productores y consumidores saldrían beneficiados, afirman
Sábado 9 de noviembre de 2013, p. 31
La reactivación del campo requiere del establecimiento de metas de producción, un consejo nacional de planeación alimentaria y la decisión del gobierno federal de terminar con la anarquía que prevalece en el mercado, en el cual unas cuantas empresas obtienen las máximas ganancias, en perjuicio de productores y consumidores, afirmaron organizaciones campesinas.
Alfonso Ramírez Cuellar, líder nacional de El Barzón, señaló que el campo es un sector con un valor superior a 700 mil millones de pesos, que requiere la intervención del Estado para lograr una regulación como la de telecomunicaciones o la del sector salud, donde con la compra consolidada de medicinas las instituciones obtendrán ahorros importantes.
El sector agropecuario requiere de una medida similar para reordenar el mercado y terminar con la concentración que hoy tienen unas cuantas empresas. Señaló que en las mesas de negociación con el gobierno federal se presentó la propuesta de que el Estado intervenga como un nuevo competidor.
El objetivo sería terminar con los abusos y que las instituciones públicas compren directamente a los productores que obtendrían un precio justo por su trabajo. Los abusos en contra de los consumidores también se terminarían, porque hoy unas cuantas empresas controlan 88 por ciento de la comercialización de alimentos en el país, apuntó.
Federico Ovalle, secretario general de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC) coincidió en que el campo vive un estado de emergencia por la caída de los precios de los principales granos como maíz, frijol y sorgo, los cuales junto con la naranja, jitomate y trigo representan casi 48 por ciento de la producción nacional.
Cada uno de los entrevistados planteó la necesidad de modificar el proyecto de presupuesto de la federación 2014, a fin de que 96 por ciento de los recursos no se queden en manos de 3 mil agroproductoras y en el otro extremo, cuatro millones de unidades productivas sólo reciban 1.1 por ciento del gasto, explicó Ovalle.
Ramírez Cuéllar señaló que un programa nacional para el campo también debe plantear que el país logre la autosuficiencia y reactivar la producción estancada durante los pasados 30 años. Además, se necesita un nuevo sistema de financiamiento e impulsar nuevos polos de desarrollo agrícola en las zonas donde hay agua y se pueden lograr altos niveles de producción.
El dirigente de la CIOAC también planteó la necesidad de terminar con los programas asistencialistas que desde 1982 sólo han generado improductividad y dependencia de los campesinos.
Ahora que el Congreso de la Unión aprobó los impuestos al consumo de alimentos de alto contenido calórico y a los refrescos, también se debería realizar una campaña nacional de promoción de alimentos tradicionales como el frijol y la tortilla, dijo Ramírez Cuellar, lo cual además de beneficiar a los agricultores, tendría un impacto positivo en la salud de la población, por la prevención de enfermedades como la diabetes.