Vientos de Minga en Colombia
Adazahira Chávez
La minga social indígena y Popular Por la Vida, el Territorio, la Autonomía y la Soberanía —que entre el 12 y el 25 de octubre se levantó en 18 de 32 departamentos colombianos y resistió a la respuesta militar del gobierno—, en las negociaciones arrancó al Estado recursos para la compra de tierras y para los sistemas de salud y educación, pero “los temas estructurales, como sector minero energético, y los tratados de libre comercio y política agraria, siguen intactos”, advirtió el Tejido de Comunicación de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN).
Los asuntos sin resolver no parecen menores, en un país donde 30 por ciento del territorio es indígena, y el agronegocio y las mineras buscan constantemente tierras para expandirse a pesar de que ya tienen presencia en la mitad de Colombia. El 2 de noviembre fue asesinado el dirigente campesino César García, quien participaba en la lucha contra el proyecto megaminero La Colosa.
El Tejido advirtió: “Las amenazas del mal llamado ‘libre comercio’, del modelo mineroenergético, del extractivismo y la privatización de los bienes comunes, siguen sobre los territorios y la vida de las comunidades. Ahora todo queda en manos de las comunidades y los pueblos para que desde la práctica cotidiana, y desde la legitimidad, sigan declarando inexequibles todas las leyes, reformas, estrategias y proyectos que afecten el buen vivir con la Madre Tierra”.
Convocatoria por la vida
La Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) informó que la Minga se desarrolló en cumplimiento de lo mandatado por organizaciones que comprenden las cuatro quintas partes del movimiento indígena colombiano. Se reportaron 15 mil personas movilizadas en Córdoba, mil en la Gobernación del César, 4 mil en Antioquía, mil 100 en el Huila, 3 mil 500 en el Tolima, 4 mil en el Valle del Cauca, mil en la Guajira, 600 en Nariño y 500 en Sucre, participando en reuniones de pueblos, encuentros culturales, bloqueos carreteros parciales y marchas pacíficas.
Las demandas centrales de la movilización, en esencia, se corresponden con la primera Minga (movilización de amplio alcance que se desarrolló de 2004 a 2008). Esta vez, aunque con modificaciones repentinas, las demandas se resumieron en territorio y tierras, consulta previa en agenda mineroenergética, ejercicio de autonomía y gobierno propio, Tratado de Libre Comercio y política agraria, derechos humanos, conflicto armado y paz. Estos temas, consideró la ONIC, incidirán en la posibilidad de sobrevivencia de los 102 pueblos indígenas que habitan en Colombia.
El 17 de octubre, las autoridades indígenas entregaron al gobierno el documento con las alternativas jurídicas y técnicas sobre cada uno de los cinco temas. El 18 de octubre la respuesta gubernamental fue con “ráfagas indiscriminadas de armas de largo alcance, gases tóxicos y otro tipo de armas con prohibición de uso en el marco del Derecho Internacional Humanitario”, detalló la onic. El saldo de los ataques fue 130 heridos, personas retenidas, intimidaciones, hostigamientos, quema de víveres y elementos básicos de los mingueros. También se denunciaron amenazas del grupo paramilitar Los Rastrojos contra los indígenas y sus voceros, y el bloqueo de las listas de correo del Tejido de Comunicación.
A partir del 19 de octubre, la Organización de las Naciones Unidas y la Defensoría del Pueblo acompañaron a la Minga como garantes del proceso de diálogo en La María Piendamó. Ese día se negoció el tema de territorio. La ONIC informó que “se avanzó en aspectos relativos a la modificación de normas jurídicas que atentan contra este derecho fundamental para los pueblos indígenas; a la protección jurídica de los territorios indígenas, la destinación de presupuesto para la adquisición de tierras en 2014 y la construcción de procedimientos para acelerar el reconocimiento de constitución y ampliación de resguardos indígenas”.
El 20 de octubre se abordó la autonomía política, jurídica y administrativa. “Los puntos críticos del debate han estado sobre el instrumento normativo que pondrá en funcionamiento los territorios indígenas, de acuerdo a lo establecido en la Constitución Política, así como el gobierno propio y los diversos sistemas”, señaló la ONIC, que el 25 de octubre emitió un comunicado para informar de los avances en las negociaciones. Resalta la expedición de un decreto para el funcionamiento de los territorios indígenas, las autoridades, el gobierno así como los sistemas propios de salud, educación y la administración de los recursos del Sistema General de Participaciones. Este punto, valora la organización, será fundamental para materializar la autonomía y el gobierno de los pueblos indígenas en Colombia.
Las autoridades indígenas detallaron que se logró la asignación de recursos para la compra de tierras destinadas a los pueblos; también se acordaron procedimientos expeditos para el trámite de saneamiento, ampliación y constitución de resguardos indígenas, y la modificación de dos decretos que afectan la seguridad jurídica de sus territorios, así como la expedición de un decreto reglamentario para el goce efectivo del derecho fundamental al territorio. Se alcanzaron avances respecto a la concertación de planes de acción para mujeres indígenas en situación de desplazamiento; la protección de territorios en riesgo inminente de extinción (nómadas, seminómadas en contacto inicial o no contactados y en aislamiento voluntario), y la formulación de una política diferencial de derechos humanos.
“Se logró el compromiso de fortalecer las Guardias Indígenas y otras estructuras propias de protección y control social y territorial, así como la articulación entre las diferentes entidades del Estado encaminadas a la exigencia de la no judicialización y criminalización de los dirigentes y participantes en la Minga”, explicó la organización, que precisó que no hubo acuerdo con el gobierno en puntos fundamentales como la solución estructural del problema territorial, la exclusión de los megaproyectos del sector mineroenergético en los territorios, y las políticas de libre comercio.
El Tejido de Comunicación de la ACIN valoró la Minga como un paso importante para hacer conciencia de que el problema de fondo es el modelo, “que los desafíos que siguen vivos en el territorio sólo se solucionarán con acciones concretas” para defender la vida. “La Minga no termina, porque su objetivo estructural sigue vigente”.