Con un concierto ejecutado por un elenco de ensueño, irrepetible para la banda rockera, la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) declaró el 7 de noviembre Día del Rock Mexicano, que se celebrará anualmente, informó el pasado jueves Armando Manzanero, líder de la organización.

En el Centro Cultural Roberto Cantoral, la tocada, con el nombre de Lotería musical, comenzó con las palabras del autor de Eddy Eddy y Esta tarde vi llover, quien recordó sus días de rockerman: “Me toca el honor y el orgullo de estar esta noche para decir que el rock es una música que llegó para quedarse.

La edad que tengo me permitió ver a un hombre como Elvis Presley. Hablo de los años 55-56, así que es una delicia que yo pueda vivir en este momento, en el que hemos podido integrar un elenco tan grande y tan bello. Como representante de tantos músicos me siento orgulloso de saber cómo los mexicanos han podido absorber y componer una música tan fuerte y tan alegre, como el rock. ¡Bienvenidos y que Dios bendiga al rock!

El elenco, de locura

Felipe Gil, segundo de a bordo en la SACM y autor de La felicidad, que hizo famosa Gualberto Castro, anunció el elenco, y la muchachada casi enloquece ante lo que vería y escucharía: ¡Estarán con nosotros Ely Guerra, Moderatto, La Lupita, Café Tacvba, Botellita de Jerez, Panteón Rococó y El Tri!

Armando Manzanero retomó el micrófono: La idea de este concierto fue de Alejandro Lora, para que formara parte del Festival Artístico de Otoño, que se desarrolla en varias sedes. Hoy, se instituye el Día del Rock en México.

En varias pantallas se proyectaron imágenes de lo que ha sido el rock desde finales de los años 50 en México; los grupos pioneros; la moda, el modo de hablar y de vestir; la rebeldía de esos tiempos, consistente en no hacer caso al viejote; de los hoyos funky, sucios y sin baños, donde la chaviza se metía a oír su música ante la prohibición impuesta por el llamado Regente de hierro, Ernesto Uruchurtu, quien consideraba peligrosa toda reunión de muchachos, así como al rock.

Exhibieron fotografías y melodías de auténticos rockanroleros aztecas-jipitecas, como Javier Bátiz y Carlos Santana.

El recorrido pasó revista a los coveros y versionistas, desde Johny Laboriel, Los Hermanos Carrión, Los Locos del Ritmo, Los Teen Tops... las estrellas de rock en tu idioma, la influencia de bandas europeas –sobre todo españolas– hasta el día de hoy, lo que dio contexto al público de las razones históricas y del origen de los artistas que verían esa noche en el escenario.

Comenzó el buen rock esta noche con Ely Guerra, muy fashion y exquisita, quien interpretó Tengo frío, Peligro y la hipersensual Ojos claros, labios rosas, que la situaron en sus días de pelo afro.

Llegó la parafernalia con Moderatto, autodenominado la mejor banda de rock del mundo, gag que nadie se traga, pero que divierte hasta al Cha. Lo cañón fue ecualizar la batería. ¡Tardó media hora para quedar lista! En su mezcolanza covera pasaron por piezas de Lenny Kravitz, Kurt Cobain, Michael Jackson, Marilyn Manson...

Los Moderatto son todo y nada, a la vez. Ya se veía venir: puso a bailar a las jóvenes cual largas son. Un paisa aprovechó la ocasión para rechupetear a su novia al ritmo de Quemándome de amor, la rola fue un buen cierre. ¡Ah!, regalaron una guitarra.

La Lupita entró muy a lo inglés con Ja ja ja, acústica, autohiriente. Arrójame y Paquita Disco exhibieron algo de lo mejor de este grupo formado en 1991.

Un clavado a otros tiempos

Café Tacvba dio sentido a la noche, al día y a la vida de muchos asistentes. Hoy por hoy es el grupo más importante en la escena del rock nacional. Para limpiar los oídos: El baile y el salón, Las flores y Chilanga banda.

Botellita de Jerez fue un clavado en lo que fue Rockotitlán y la búsqueda de identidad musical de rockeros nacionales. Es el triunfo del guacarrock; del grito “¡chichis pa’ la banda!”; de mostrar bultos debajo del cierre del pantalón, que no son penes grandes, sino bolsitas donde va cayendo la orina...

Es todo el coto botello, estudiantil, secundariano, eternamente relajiento. Para la nostalgia: Charrocanrol, Luna misteriosa y Santos contra La Tetona Mendoza. En un momento, en el escenario se dio una reunión-palomazo histórica: los botellos, Rubén Albarrán y Sabo Romo.

Panteón Rococó revivió muertos por desvelo con Hostilidades, Arréglame el alma, Vendedora de caricias y La carencia, su canto de protesta contra la inflación y el empobrecimiento.

Tenía que llegar el desmadre con Alejandro Lora y su Tri, que prendieron hasta el incendio con Triste canción, ADO, Las piedras rodantes y Nada me sale bien. Pidió que se la mentaran y la respuesta fue al unísono.