Hay que imaginar a Sísifo feliz. La última frase que Albert Camus escribió en su ensayo El mito de Sísifo, es la premisa para que 10 escritores reflexionen en textos breves publicados en el libro La felicidad y lo absurdo: Camus en el centenario de su nacimiento, efeméride que ayer se conmemoró.

Si existe un escritor, un pensador, con quien el concepto de conmemoración se acomoda más, es el caso sin duda alguna de Camus. Este genio de la literatura encarnó toda su vida el hombre en constante rebelión, al hombre de todos los combates, al hombre que tenía la intención de consagrar el presente para preparar mejor el porvenir. Albert Camus es y permanecerá por siempre como nuestro contemporáneo, dijo la embajadora de Francia Élisabeth Beton-Delègue, en la presentación del libro en la Biblioteca de México José Vasconcelos.

Coeditado por Tusquets y esa legación, abre sus páginas con el ensayo, breve, de Camus acerca de Sísifo y su castigo eterno a cargar una piedra hacia la cima.

Nació el 7 de noviembre de 1913, obtuvo el Nobel a los 44 años y murió dos años después. Nunca será viejo. Sigue siendo una especie de figura, de mito extraordinario, con una obra no tan extensa, pero sí de las más leídas de los autores del siglo XX, subrayó el escritor Phillip Ollé-Laprune en la presentación, en la que participaron Luigi Amara, Elsa Cross y Jaime Labastida.

Amara habló de las dos lecturas que hizo de Camus: la primera siendo adolescente y la segunda ahora. “Lo estaba leyendo porque estoy interesado en la literatura y obras de arte que se preguntan acerca de la vida cotidiana, no como un lugar de tránsito, de grisura, hacia otras posibilidades, hacia un futuro mejor, sino que se preguntan cómo habitar la vida cotidiana como el único lugar a nuestra disposición.

Me pareció que en Camus hay bastantes atisbos de ese interés, creo que por un lado si hablamos de literatura comprometida en su caso, creo que más que el compromiso con una causa, creo que su compromiso tiene que ver con la vida cotidiana, cómo hacer habitable la vida cotidiana, una vida que se nos presenta como un lugar poco atractivo, monótono, aburrido, que de algún modo estarían hechas nuestras rutinas, nuestro lado mas inercial, pero que justo ahí es donde ve que se define nuestra existencia y que es donde podemos encontrar la felicidad.

La poeta y traductora Elsa Cross llevó el texto de Camus a una comparación con la historia del santo budista Milarepa, quien tuvo una condena similar a la de Sísifo. Dos historias que reflejan mucho las visiones y actitudes del mundo, una serie de cosas de oriente y occidente. Contrastar estas dos visiones sin dejar de entender todo lo que representa para Camus el sostener su postura, que fue indudablemente muy valiente.

El poeta Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la lengua, señaló: Me parece que lo que mantiene vivo el pensamiento de Camus no es solamente su actitud, ante la guerra de Argelia, ante la Segunda Guerra Mundial, ante los actos fundamentalistas o terroristas, sigue viva. Él respondió a esto con una enorme pasión, no fue partidario de la independencia de Argelia, su voz no fue suficientemente escuchada, quería conciliar los ntereses entre franceses y bereberes y fue imposible, dijo que cada muerto de uno u otro bando acrecentaba la división.