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Nadie sabe en qué cárcel está integrante de Pussy Riot
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de noviembre de 2013, p. 24

Moscú, 5 de noviembre.

Desde que se anunció que sería trasladada a otro centro de reclusión, no tienen noticias de Nadezhda Tolokonnikova ni su esposo ni sus abogados. Han pasado ya 16 días y no saben dónde está la integrante del grupo Pussy Riot.

Tolokonnikova, condenada a dos años de cárcel por cantar una oración punk contra el presidente Vladimir Putin en la catedral de Cristo Redentor de esta capital, tuvo que hacer huelga de hambre para que las autoridades satisficieran su demanda ante las amenazas de muerte que denunció en la prisión de Mordovia, a 600 kilómetros de Moscú hacia el este.

La ley establece que, después de un traslado, se comunica el nuevo destino del recluso 10 días después de haber llegado a la nueva cárcel, pero no limita la duración del traslado ni permite escoger adónde se quiere ir.

Ni siquiera pudo averiguar dónde está Tolokonnikova –o no le permitieron revelar el sitio– el comisionado para los derechos humanos de Rusia, Vladimir Lukin, quien contó a la prensa que le dijeron hoy que ella se encuentra bien.

Siberia, un rumor

Corrió esta tarde el rumor de que Tolokonnikova sería reubicada en la región de Krasnoyarsk, en Siberia, a 4 mil 400 kilómetros de Moscú. Su esposo, Piotr Versilov, llegó a escribirlo en su cuenta de Twitter, pero horas más tarde reconoció que era sólo un rumor.

No sería descabellado pensar que, pasado un tiempo, las autoridades confirmen que Tolokonnikova está en Krasnoyarsk o en alguna otra parte de Siberia.

Versilov comenzó una campaña en Internet y con plantones individuales de sus compañeros frente a la sede del Sistema Penitenciario Federal en Moscú con el lema de ¿Dónde está Nadia?

La tardanza en responder a esa elemental pregunta, afirma Versilov, es una forma de venganza por las denuncias que hizo su esposa, igual que son un castigo adicional los rumores que apuntan a que será llevada muy lejos de Moscú para dificultar los encuentros con familiares y abogados.

Y una cosa parece clara: no se sabrá antes del 7 de noviembre y, por tanto, Tolokonnikova cumplirá 24 años en la soledad de una celda de cualquier cárcel camino a su nuevo centro de reclusión, donde –si no se beneficia de la amnistía que se está preparando para diciembre con motivo del vigésimo aniversario de la Constitución– deberá quedar en libertad en marzo del año siguiente.