Mundo
Ver día anteriorMartes 5 de noviembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

En el día de la unidad marchan cabezas rapadas y otros ultras

Manifestaciones nacionalistas rusas expresan su rechazo a migrantes
Foto
Saludo nazi de los nacionalistas, ayer en la Marcha RusaFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 5 de noviembre de 2013, p. 19

Moscú, 4 de noviembre.

Sin graves incidentes, pero con numerosas detenciones, concluyeron este lunes las manifestaciones de nacionalistas en Moscú, San Petersburgo y muchas otras ciudades de Rusia.

El Día de la Unidad del Pueblo –feriado con que las autoridades sustituyeron la fiesta nacional de la época soviética, la revolución bolchevique, el 7 de noviembre– devino la fecha en que cada año los grupos nacionalistas hacen alardes de fuerza.

Instituido en 2005 en honor del 4 de noviembre de 1612, cuando combatientes voluntarios liberaron Moscú de los invasores foráneos, el Día de la Unidad del Pueblo no se ha consolidado como nueva fiesta nacional: mientras para la mayoría de los rusos sólo es parte de un puente a comienzos del mes, una minoría –adolescentes y jóvenes el grueso de los inconformes– lo convirtió en escaparate de su rechazo a los migrantes.

Hoy es el día en que los nacionalistas –portando iconos de la Iglesia Ortodoxa y banderas del imperio zarista– se manifiestan contra cualquier persona que no tenga apariencia eslava con reivindicaciones del tipo de Rusia para los rusos, aunque formalmente entre sus adversarios haya muchos ciudadanos de Rusia como los chechenos, daguestanos y otros nativos de las repúblicas del Cáucaso del norte.

Representantes de todo el espectro del nacionalismo, incluidos los cabezas rapadas y otros ultras de corte neonazi, participaron en la llamada Marcha Rusa, que tan sólo en esta capital reunió a más de 20 mil personas.

Entre sus principales demandas, según pudo leerse en mantas y cartulinas, figuran establecer un régimen de visados con las repúblicas ex soviéticas de Asia central y el Cáucaso, reducir las cuotas de contratación de inmigrantes y dificultar el procedimiento de concesión de la ciudadanía rusa.

El líder de la oposición, Aleksei Navalny, no asistió a la Marcha Rusa, pero expresó apoyo a sus reivindicaciones y, en particular, exige que el Kremlin deje de subsidiar a los regímenes del Cáucaso del norte. Con ello, tal vez ganó adeptos, aunque también perdió otros, entre los liberales que se sintieron decepcionados.

Para prevenir agresiones xenófobas y disturbios –como los que hubo no hace mucho en Birluliovo, un distrito marginal de Moscú, en reacción al asesinato de un joven ruso por un trabajador armenio–, en la capital y las principales ciudades de Rusia hubo gran despliegue policial.

Las detenciones masivas, como en ocasiones anteriores, ocurrieron al terminar el tiempo autorizado para la Marcha Rusa, cuando los más radicales se proponían comenzar la caza de extranjeros para darles una paliza.

Muchos centroasiáticos y caucasianos optaron por quedarse en casa este día, y los que salieron lo hicieron en grupos de varias personas. Los mercados y muchos comercios permanecieron cerrados por razones técnicas.