La comparsa antigua sintetiza el trabajo de jóvenes y viejos que cuentan su vivencias en el Día de Muertos
Lunes 4 de noviembre de 2013, p. a12
Horcón Potrero, Tempoal, Ver., 3 de noviembre.
Xantolo es una gran verbena que congrega a propios y extraños, pero la ocasión de los fieles difuntos no es sólo el deslumbrante convite carnal de los vivos en la cabecera municipal; en su refugio, terracería adentro, sobre una loma que domina la llanura entre Tempoal y Ozuluama, la comunidad de Horcón Potrero logra que la memoria persista sin mayores accesorios, recordando a los suyos la importancia de la tradición.
La comparsa Antigua de Horcón Potrero trabajó este año con el corazón en la danza. El presidente de la comparsa, un joven llamado Erasmo, falleció apenas unos cuántos días antes, cuando recién había comenzado los ensayos de este año.
La tradición se tambaleaba, pues el sentimiento de tristeza opacó las energías de los danzantes, de los músicos y de la comunidad entera; pero la tenacidad de los integrantes los motivó a seguir adelante y ocupar el trabajo que Erasmo había dejado comenzado como cimiento para una celebración que, sin duda, quedará grabada en la memoria colectiva de Horcón Potrero.
El comité organizador de la comparsa Antigua retomó las riendas y con el esfuerzo de todos se logró continuar con las festividades como homenaje al trabajo realizado por Erasmo. Producto de una tradición que viene de más atrás, la comparsa Antigua de Horcón Potrero sintetiza el trabajo colaborativo no sólo de las personas que hoy dirigen la danza, sino de los abuelos que parecen contar a través del tiempo y la memoria sus propias vivencias.
Hoy día, en la comunidad de Horcón Potrero aún se ejecutan algunas danzas que en otros lugares han caído en desuso. En estos días de noviembre, no sólo los fieles difuntos adquieren aliento nuevamente sino que también, a través del violín del maestro Marcelino Baltazar Díaz y la mano diestra de Pedro Flores Díaz y Azael Flores del Ángel, sones y danzas como El Torito, La Negrada y El Venado toman nueva vida para replicarse con la destreza que exige la verdadera tradición.