Todo poema supone un reto, por eso hay que corregir muchísimo
Lunes 4 de noviembre de 2013, p. 9
Excéntricos son todos los poetas que se destacan por una obra original y personal
, sostiene Eduardo Lizalde (México, DF, 1929), quien acaba de ser galardonado con el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca.
Para Lizalde, considerado un autor que no sigue una pauta establecida
y quien recibirá en mayo próximo el galardón dotado con un monto de 30 mil euros, también son excéntricos Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia y José Gorostiza, poetas de la misma generación, pero muy diferentes
, al igual que Ramón López Velarde, quien no se parece a los románticos ni a los modernistas
, define. El poeta no sabe lo que escribe. Los que lo saben son los interlocutores, lectores y los críticos
.
Lorca (1898-1936), ejecutado por el franquismo en su tierra natal, es la figura más célebre de esa generación brillantísima del 27
, señala Lizalde, quien lo descubrió desde temprana edad. Como decía el poeta Pedro Garfias, todo lo que tocaba era de la creación poética
, dice en entrevista con La Jornada.
–¿Qué significa ser poeta en México?
–Nada. Como decía mi amigo Juan Almelas, la poesía es la muñeca fea de la literatura, porque su difusión no es tan grande como la de la novela. Los novelistas y los poetas –he escrito inclusive novela y cuento– pertenecemos a una especie distinta de los narradores.
Un escritor de novela se levanta a las cinco de la mañana y no deja su escritorio, como lo hacía Carlos Fuentes, antes de terminar 20 cuartillas. El poeta no trabaja de esa manera, no sabe cómo, ni tiene un ritmo determinado, excepto cuando ya se le ha ocurrido el desarrollo de un conjunto de textos que hay que terminar. Pero, no es necesariamente a todas horas, ni a diario
.
–¿Depende de la inspiración?
–La inspiración es parte de lo que produce la poesía de alguna factura digna, pero lo relevante sobre todo es la formación cultural. Sin conocer lo que es la poesía española, la francesa, la italiana, la inglesa, y tener idea del panorama de la literatura contemporánea, es difícil escribir poemas decorosos. No existen poetas individuales. Todos somos hijos de generaciones. Sin la generación nuestra y sin la lectura de los grandes poetas españoles del siglo XVI en adelante, no hubiéramos entendido nunca lo que es la poesía. Pero, una cosa es tener formación y otra encontrar el camino para aportar algo que no esté en los libros leídos y publicados. Es cosa que no sabe el poeta en qué momento ocurre”.
Uno de las figuras más conocidas de la obra de Lizalde es la del tigre, que juzga un símbolo universal, no solo mío, que está en toda la literatura y mitología
. Hacer algo distinto con ello es “muy complicado si no se le ocurre a uno por un milagro o relámpago de imaginación y de inspiración –no sabemos qué es exactamente– algún camino para decir algo nuevo. Así que el tigre, el perro, la rosa, el gato, son pretextos para el desarrollo de ideas o imágenes poéticas”.
Lizalde ha abordado el símbolo del tigre de manera distinta en varios libros: Animal de belleza impresionante, es además la fiera más maligna. Es la muerte y la belleza suprema, y eso es lo que ha fascinado a todos los poetas que se han ocupado del tigre
.
–¿Se pone retos a la hora de escribir?
–Todo poema supone un reto por eso hay que corregir muchísimo. He dicho muchas veces que El tigre en la casa (1970) es un libro complejo, más bien de tratamiento estético. Cuando terminé de escribir Cada cosa es Babel (1966) pensé que no iba a ser muy bien recibido, porque es un libro sobre el infortunio amoroso. Traté y logré no incluir un solo poema optimista, sino sólo la parte dolorosa de las relaciones amorosas.
Con motivo del premio literario, en España se acaba de reditar El tigre en la casa, el libro que le ha dado mayor nombre a Lizalde.