Sábado 2 de noviembre de 2013, p. 4
Una bitácora de seres míticos y extraordinarios es la que se encuentra en el libro Animales sin papeles, en el que dialogan los textos del reconocido artista e intelectual británico John Berger y las tintas de la pintora mexicana Atziri Carranza
“Son dibujos que siempre nos ven, seres que –como ocurre en una de las tradiciones oaxaqueñas– tienen el poder de transformarse en animales, vegetales o minerales para salvar el alma de la persona que ellos eligen”, definió el ceramista Adán Paredes durante la presentación del volumen, la noche del jueves.
Los trazos de Atziri, de acuerdo con el escultor, representan “una notable radiografía nocturna, pues dibujar sobre un fondo negro es siempre complicado. En ellas veo caminos, continentes, veredas; se siente la mano de la inocencia.
Son animales que llegan, se plantan, se siembran; me parece una lotería, una hermosa bitácora
de lo animal.
La presentación de ese material, publicado por Ítaca y La Cabra Ediciones, tuvo lugar en la librería Octavio Paz del Fondo de Cultura Económica (FCE), al sur de la capital del país, y en ella participaron Ramón Vera, editor del libro y autor del prólogo; Mario Córdova Delgado, especialista en el ramo editorial, y la propia Atizi Carranza, además de Adán Paredes.
Esperanza por contagiar
De acuerdo con Mario Córdova, son varias las referencias y evocaciones que suscita esta serie de gráficas, elaboradas en tinta blanca sobre papel negro, desde la fauna del Popol Vuh, obra fundamental de los mayas quiché, hasta historias contadas por John Berger en otros de sus libros.
Entre otros aspectos, en su intervención destacó que las ilustraciones de la pintora reflejan animales que observan a los seres humanos con el afán de que éstos hagan lo propio consigo mismos.
Pienso que es importante que los animales hablen, que expresen sus deseos, porque en ello expresan la esperanza que llevan dentro y nos la contagian
, resumió Mario Córdova.
Ramón Vera, por su parte, contó los antecedentes del libro Animales sin papeles, los cuales se remontan a 1997, cuando John Berger –colaborador de La Jornada– hizo una visita a México y, tras conocer el trabajo plástico de Atziri Carranza y mantener algunas conversaciones con ella, decidió hacer los textos que aparecen en el volumen.
En su turno, Atziri Carranza relató que pintar animales, en principio, fue para ella algo fortuito, una manera de hacerse de ingresos económicos.
Sin embargo, aclaró que con el paso del tiempo advirtió que ese aspecto está relacionado con un pasaje de su infancia.
Éste tiene que ver con las ocasiones en que su padre la llevaba al zoológico, junto a sus hermanos, para observar a los animales y, con ello, mostrarles que los humanos sólo somos una parte más de los seres que habitan este planeta.
Fue una manera de enseñarnos a ser humildes. Así aprendimos no sólo a mirar y admirar a los animales, sino a reconocer que en ellos hay mucha parte de nosotros
, subrayó.
La artista precisó que en cada una de las láminas que integran el libro buscó establecer un diálogo con las criaturas que en ellas aparecen, y explicó que decidió a utilizar el fondo negro para darles vida, porque era un espacio angustiado, desesperado por decirme algo
.
Lo que me interesa, destacó Atziri Carranza, es la posibilidad de crear de la nada, nombrar a lo pequeñito o lo desapercibido, a aquello que parece que no existe pero que está allí
.
Los textos escritos por John Berger incluidos en el libro Animales sin papeles se encuentran en español, inglés y francés, y en ellos el creador británico deja hablar a los animales sobre sí mismos o sus congéneres a manera de las fábulas de Esopo, aunque nunca los humaniza.