ímbolo de la independencia y la reunificación de Vietnam, así como de la derrota imperialista en Indochina; genio militar autodidacta y protagonista de la primera gran derrota militar de Estados Unidos en la historia, el general vietnamita Vo Nguyen Giap, muerto ayer a los 102 años en Hanoi, fue una de las figuras más trascendentales e icónicas de la segunda mitad del siglo XX y de los escenarios de la guerra fría. Vivió entre la lucha armada y la reflexión política, fue responsable de la defensa militar de Vietnam entre 1946 y 1976 –los años de la ocupación japonesa en Indochina, de la guerra anticolonialista contra Francia y de la invasión estadunidense– y, apesar de su distanciamiento posterior con el politburó del gobernante Partido Comunista, terminó sus días siendo uno de los pilares morales de ese país y dejando un legado comparable con el del histórico presidente Ho Chi Minh.
La falta de formación militar no impidió a Giap convertirse en uno de los mayores estrategas de la historia reciente, capaz de derrotar a dos potencias bélicas –Francia y Estados Unidos– con ejércitos en condiciones de clara inferioridad tecnológica, y de convertir las derrotas tácticas en victorias estratégicas. Resulta por ello improcedente el empeño eurocentrista por llamarlo el Napoleón rojo, habida cuenta de que en el historial militar de Giap no hay algo parecido a una batalla de Waterloo.
Tras incorporarse a las filas del Partido Comunista fundado por Ho Chi Minh y participar en la defensa vietnamita en contra de la invasión japonesa en Indochina, Giap tuvo una de sus mayores victorias en la batalla de Dien Bien Phu, en 1954, el encuentro decisivo en la guerra de independencia vietnamita y que a la postre derivó en la retirada de Francia y la firma de los acuerdos de Ginebra. Quince años después, en el contexto de la invasión estadunidense a Vietnam, Giap desempeñó un papel preponderante en el diseño de la guerra de guerrillas que mermó y desgastó durante más de una década a las tropas estadunidenses, y como artífice de la operación Ofensiva del Tet (1968), un ataque militar masivo de tropas norvietnamitas a las principales ciudades de Vietnam del Sur. A pesar de que el episodio se saldó con la muerte de 44 mil combatiendes vietnamitas y con la recuperación de los territorios por parte de las tropas invasoras, la batalla ocasionó una desmoralización profunda del ejército estadunidense, agudizó la presión internacional en contra de la ocupación en Vietnam, y sentó las bases para la caída de Saigón, siete años después.
La trascendencia del legado de Vo Nguyen Giap no se limita, sin embargo, a lo militar. En lo geopolítico, el general vietnamita exhibió a uno de los mayores poderíos bélicos del planeta como incapaz de aprovechar sus victorias tácticas y traducirlas en triunfos políticos; trastocó, de esa manera, la percepción de Washington como potencia liberadora
e invencible
y asestó a ese gobierno una derrota moral dentro y fuera de su país, de la cual no se recuperó.
Es cierto que el orden bipolar en el que Giap desplegó su genio militar está hoy extinto, pero persiste el espíritu agresor de Washington y sus intentos por legitimar aventuras bélicas mediante distorsiones o engaños abiertos similares a los que precedieron a la invasión estadunidense en Vietnam, así como a las cruzadas de George W. Bush contra Afganistán e Irak. Es por ello que la figura del líder histórico del Ejército Popular de Vietnam mantiene relevancia y vigencia en el concierto de las luchas antimperialistas y emancipadoras de la actualidad.