Las variables hidrológicas y climáticas obligan a revisar el tratado: SRE
Las sequías que afectaron a ambos países encendieron el tono de la discusión por el líquido
Viernes 4 de octubre de 2013, p. 38
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) negocia con el gobierno de Estados Unidos un acuerdo para resolver la disputa por la entrega de agua de los afluentes de los ríos Tijuana, Colorado y Bravo, luego que desde el pasado mes de mayo la discusión por el aprovechamiento del líquido se agudizó al presentarse graves sequías en el oeste de Estados Unidos y el norte de México.
Hace cinco meses, 48 por ciento del área de los estados fronterizos con México sufrían sequía, que si bien es menor en casi 20 por ciento al territorio afectado por este fenómeno el año anterior, en muchas áreas las condiciones son más severas en 2013.
De acuerdo con informes del gobierno de Estados Unidos, se calcula que en México 65 por ciento de la superficie sufría sequías antes de Ingrid y Manuel, hecho que puede encontrar una solución tras el llenado de las presas por estos fenómenos mertereológicos. Sin embargo, la afectación del lado estadunidense puede llevar nuevamente a una crisis entre ambos gobiernos.
Un reporte de la Comisión Nacional Forestal señala que en el caso de México 17 las de las 22 ciudades consideradas importantes
por sus dimensiones y actividad económica están localizadas en zonas áridas. En estas ciudades se asientan 48 millones de personas.
Mientras la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) ha señalado que en 2011-2012 Nuevo México tuvo la peor temporada de incendios forestales en la historia del estado y su población depende en 90 por ciento del agua subterránea, que no son embalses ni ríos, algunos pozos están secos, e inclusive la corriente del río Bravo ya es demasiado escasa para los pocos sitios que dependen de él.
La distribución del agua de los afluentes fronterizos se pactó en el Tratado sobre Distribución de Aguas Internacionales entre Mexico y Estados Unidos para obtener, mediante la cooperación mutua, una utilización satisfactoria; sin embargo, las variables hidrológicas y climáticas obligan a revisar este documento, señaló el gobierno de aquel país.
Las crisis por la distribución del agua del afluente de los ríos mencionados han sido recurrentes. En 1992 se agudizó debido a una prolongada sequía que el entonces presidente Vicente Fox quiso subsanar entregando en el año 2000 más agua a Estados Unidos de la que México estaba obligado a proporcionar.
México debe entregarle casi 432 millones de metros cúbicos anuales del agua del río Bravo a través de las presas La Amistad, de Coahuila, y Falcón, de Tamaulipas, y si el volumen asignado a Estados Unidos no puede cubrirse en un ciclo de cinco años, los faltantes se repondrán en el siguiente con líquido procedente de los tributarios.
Esta consideración ha generado conflictos entre funcionarios mexicanos. Un grupo advierte que ese volumen de agua debe entregarse anualmente y otro sostiene que debe saldarse cada cinco años, debido a que el tratado determina que en época de sequía el pago del líquido al país vecino es quinquenal.
En el ciclo 2008-2009 arrancó el quinquenio para entregar 2 mil 158 millones de metros cúbicos de agua en un periodo de cinco años. Lo anterior equivale a que México deberá un promedio de 431.7 millones de metros cúbicos de agua anuales
En contraparte, Estados Unidos debe dar mil 850 millones de metros cúbicos anuales de agua. Es decir, México recibe más de cuatro veces la cantidad que aporta. Sin embargo, se ha dejado de cumplir con esta cuota por razones diversas, entre ellas la escasez debido al incremento poblacional en las entidades fronterizas, al creciente número de distritos de riego y de empresas que se han asentado en la frontera común y que demandan mayores cantidades del líquido.