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Mujica autoriza a fábrica de celulosa aumentar la producción

Resurge el conflicto entre Uruguay y Argentina por planta contaminante
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 4 de octubre de 2013, p. 25

Buenos Aires, 3 de octubre.

El canciller argentino Héctor Timerman advirtió hoy que es un error dejar que una empresa manipule las relaciones entre dos países, al referirse al reiniciado conflicto por el aumento de producción concedido por el presidente de Uruguay, José Pepe Mujica, a la planta de celulosa de origen finlandés UPM, anteriormente Botnia, ubicada en territorio uruguayo, sobre las aguas binacionales del Río Uruguay, frontera entre ambos países.

La planta de celulosa instalada en 2007 en la localidad uruguaya de Fray Bentos, fue resistida por los pobladores de Gualeguaychú, la ciudad argentina ubicada en la costa de Uruguay en la provincia de Entre Ríos,que creó asambleas de vecinos.

Hubo duros enfrentamientos en esos días e incluso estuvo cortado el puente entre Gualeguaychú y Fray Bentos, en protesta contra la pastera por temor a la contaminación de un río limpio.

El canciller Timerman acusó a la compañía finlandesa UPM que quedó a cargo de Botnia de realizar todas “las maniobras posibles “ para obligar a Uruguay a tomar una decisión violatoria de los acuerdos, firmados por ambos países.

Advirtió que la decisión del gobierno de Mujica, autorizando que la pastera aumente su producción significa dejar que los intereses de una empresa estén por encima de los intereses de dos repúblicas hermanas.

Ante esta situación, Argentina no tenía otro camino que recurrir a La Haya porque el gobierno de Uruguay tuvo una decisión unilateral que viola todos los acuerdos entre los dos países y el fallo propio de la Corte Internacional de La Haya en 2009.

En entrevista con Radio Nacional, el canciller, explicó que además de las presiones que realiza habitualmente (la empresa), adelantó el ciclo productivo para terminar con la autorización de un millón de toneladas dos meses antes de lo previsto.

Esto significaba que debía dejar de pagar los sueldos a los empleados de la empresa y las proveedoras y consideró Timerman que lo hizo premeditadamente porque todos los años desde que comenzó a funcionar, Botnia termina su plan de producción anual en octubre y este año terminó en agosto.

En el reciente encuentro de cancilleres de ambos países, en el marco de la reunión entre los presidentes Mujica y Cristina Fernández de Kirchner se propuso que Timerman iba a viajar ayer mismo para continuar dialogando, pero lamentablemente Mujica adelantó su autorización que aumenta considerablemente la producción y esto supone una mayor contaminación.

Nos dejó totalmente descolocados dijo Timerman, al referirse a la decisión de Mujica y negó que el rechazo argentino a un aumento de la producción de celulosa de la planta instalada en la frontera y la decisión de llevar el tema ante la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya tenga fines electorales.

Si esto es un problema electoral, por qué no se fijan en la Comisión Administradora del Río Uruguay que desde hace tantos años viene formulando protestas escritas por las violaciones que comete Botnia, aseguró el ministro.

Desde Uruguay, Mujica respondió dijo que se dicen muchos datos aprovechando que la gente no tiene idea al referirse a la presencia de un insecticida, como contaminante que fue prohibido en más de 50 países, incluido Uruguay.

Lo que no dijo el canciller es que en el lado de Gualeguaychú en el agua se encontró diez veces más que de este lado. De todas maneras, son tasas insignificantes, milésimas. ¿Sabe por qué aparecen porque mandamos el agua a un laboratorio de Canadá que es único que detecta lo mínimo? Si lo hiciéramos acá no tendríamos idea, agregó el mandatario.

Mientras estos enfrentamientos verbales suceden a nivel gubernamental, los vecinos asambleístas de Gualeguaychú consideraron que Mujica no quiere diálogos y que esta decisión provocó indignación en toda la población. Por ahora no habrá cortes porque nosotros maduramos mucho, pero vamos a tomar medidas, dijo el asambleísta Gustavo Revollier, y lamentó que el presidente uruguayo hubiera ignorado el diálogo abierto.

Ahora nos presenta un hecho consumado,¿cómo se dialoga? Es triste decirlo, pero mientras Mujica viajaba para reunirse con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en Buenos Aires ya la empresa estaba produciendo más, sostuvo Revollier.

Consideró esto como una burla y aseguró que no dejaron otro camino que recurrir a La Haya, lo que por otra parte es un trámite muy lento:

El próximo domingo habrá una marcha por el puente hacia Fray Bentos encabezada por el alcalde de Gualeguaychú, Juan José Bahillo para entregar un petitorio de rechazo a la decisión del presidente de Uruguay.

Para los vecinos de Gualeguaychú, que cuando ganó Mujica fueron a la asunción con banderas de apoyo, esto es vivido como “una traición “ o algo que no esperaban.

La autorización permitirá a la empresa producir cien mil toneladas más de pasta de celulosa al año. A cambio, el gobierno uruguayo le pidió que construya una torre de enfriamiento para llevar la temperatura de los efluentes a menos de 30 grados, tema que los voceros de la transnacional finlandesa aseguraron que cumplirán. Pero en tanto la medida que vuelve a a complicar la relación entre los dos países, fue respaldada por la mayoría del arco político uruguayo, con excepción del fiscal Enrique Viana, quien advirtió que el Estado uruguayo está condicionado a la voluntad de Botnia y calificó la situación como un regreso al feudalismo.