El Zócalo fue inexpugnable para manifestantes e infiltrados
Jueves 3 de octubre de 2013, p. 3
A 45 años de la matanza del 2 de octubre de 1968, la principal demanda se volvió a escuchar en la ciudad: investigación cabal de esos hechos y juicio y castigo a los responsables. Ayer, una vez más, el movimiento social marchó para conmemorar esa fecha; sin embargo, en esta ocasión el avance de la movilización al Zócalo fue impedido por un fuerte dispositivo de granaderos, por lo que tuvo que culminar en el Ángel de la Independencia.
Como ha venido sucediendo en recientes manifestaciones, grupos de ‘‘infiltrados’’ con los rostros cubiertos protagonizaron diversos enfrentamientos con policías, lo que dejó un saldo de al menos 67 detenidos –como informó anoche el Comité Cerezo– y unos 50 lesionados.
La policía capitalina, a decir de varios asistentes, ‘‘agarró parejo e implementó un exagerado operativo’’, por lo que no reparó en las acciones contra los manifestantes: se detuvo y agredió a jóvenes que escondían sus rostros y agredieron a los uniformados, pero también a quienes participaban pacíficamente.
Minutos después de las 16 horas, la marcha partió desde la Plaza de las Tres Culturas. A la cabeza se colocaron los integrantes del Comité 68, formado por antiguos miembros del movimiento estudiantil de aquella época, como Félix Hernández Gamundi.
Los contingentes avanzaron sobre Eje Central, pero la trayectoria tuvo que modificarse por la fuerte presencia policiaca, incluida la montada, que se apostó en ambos extremos de la avenida. La vanguardia avanzó sin contratiempos, pero un grupo de encapuchados tuvo un enfrentamiento con los uniformados a espaldas de Bellas Artes. Tras ese choque inicial se dieron varias zacapelas y una de las más fuertes se presentó en Reforma e Hidalgo, donde los policías usaron gases pimienta para repeler a los jóvenes, mientras varios de éstos lanzaron piedras, tubos, palos, petardos y bombas molotov.
Vino la orden de lanzarse contra los manifestantes: varios policías comenzaron a golpear con sus toletes y gritaban: ‘‘ahora sí valieron madre, hijos de la chingada’’. Los jóvenes se dispersaron, lo que ocasionó que se dieran detenciones indiscriminadas realizadas por uniformados y agentes vestidos de civil.
En Eje Central y República de El Salvador, una joven tomaba fotografías y fue detenida por policías, pero logró ser rescatada por un grupo de ciudadanos. En la calle Aldama, cuatro agentes de civil sometieron a un joven de ropa oscura y se lo llevaron, ante la vista de algunos testigos.
En Reforma, cerca de Bucareli, una tienda Oxxo fue saqueada por un grupo de jóvenes embozados. Cerca, en Ignacio Ramírez, los granaderos detuvieron a varios inconformes y los golpearon. Por ello, durante el mitin en el Ángel, el ex líder estudiantil del 68 Félix Hernández Gamundi criticó el resurgimiento del cuerpo de granaderos y, como hace 45 años, demandó su desaparición, porque crean una atmósfera de ‘‘miedo, hostigamiento, represión y provocación’’. Lamentó la ‘‘exagerada’’ presencia policiaca, aseveró que en la marcha hubo ‘‘grupos de infiltrados que generaron la violencia’’ y exigió a las autoridades capitalinas que se informe sobre el número total de detenidos y que éstos sean liberados. Dijo que cuando hay sobrevigilancia y hostigamiento policiaco se generan violencia y miedo, pero cuando no están presentes la marcha fluye con normalidad y hasta con alegría.
En el mitin también participaron los dirigentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) Rubén Núñez Ginés, de Oaxaca, y Juan José Ortega Madrigal, de Michoacán, quienes ya no sólo centraron su rechazo en la reforma educativa, sino en el conjunto de ‘‘reformas estructurales’’ (incluidas energética y fiscal).
Asimismo, se reconoció al ‘‘líder histórico’’ del 68, Raúl Álvarez Garín, al que consideraron ‘‘un imprescindible’’, quien ahora lucha contra problemas de salud ‘‘de los que seguramente saldrá victorioso’’.
En la manifestación participaron contingentes de la UNAM, UAM, UPN, UACM, Chapingo, IPN, estudiantes de normales rurales, de organizaciones sociales, así como agrupaciones sindicales como CNTE, STUNAM y SME, entre otros.
De ‘‘manera innecesaria’’, al final del mitin unos 300 granaderos se apostaron en el cruce de Paseo de la Reforma y Río Tiber, a unos cuantos metros del flujo de manifestantes en retiro, a quienes iban prácticamente ‘‘pisando los talones’’. Desde un altavoz se llamó a no caer en provocaciones y el incidente no pasó a más.