Coyuca de Catalán, Gro., 28 de septiembre.

Víctimas de una inundación de la cual ni los más viejos recuerdan algo similar en otros años, los habitantes de esta parte de la Tierra Caliente todavía están perplejos ante la dimensión de tres veces su cauce normal alcanzada por el río Balsas, durante el paso de Manuel, el viernes 13.

Pero tampoco de todo lo que se llevó: puentes, caminos, cosechas, comercios, animales... y casas, muchas casas.

Dos semanas después, las imágenes muestran, como asomándose, algunos fragmentos de techos de las casas sepultadas bajo el lodo en las márgenes del río.

En la porción derecha –y de frente al pueblo– donde hoy aterrizó el helicóptero del presidente Enrique Peña Nieto ya ha descendido bastante el nivel del agua, pero parece una gigantesca alfombra de piedras de río.

Ahí había restaurantes, se celebraba la Feria del Oro, en suma, era nuestra zona turística, dice con un dejo de nostalgia el alcalde Rey Hilario Serrano. Además, del otro lado del destruido puente Miguel Alemán había casas y pequeñas parcelas de autoconsumo. Hoy todo es un paisaje ruinoso y desolado.

A lo largo de los 80 metros de este paso fundamental –y único– para comunicar Coyuca de Catalán con su vecina Ciudad Altamirano y las numerosas comunidades de ambos municipios, hoy se puso en funcionamiento una frágil restauración provisional mediante un terraplén a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

Y también hasta ahí llegaron –a decir de fuentes de Los Pinos– unas 7 mil personas para esperar, desde las 10 de la mañana, al jefe del Ejecutivo. Aterrizó pasado el mediodía y tardó dos horas en saludar, hablar con los damnificados y otros que no lo eran, pero querían tomarse fotos y hasta lanzarle porras.

Casi desde el principio –y luego de ser corregido a coro sobre el apellido del municipio porque él saludó en un lapsus a la gente de Coyuca de Benítez– Peña Nieto anunció un esfuerzo adicional y más allá de las reglas de operación del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) hacer ahí un puente nuevo.

El titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, comprometió la realización inmediata del proyecto técnico del nuevo paso para cuatro carriles. La obra podría iniciarse dentro de un mes y estar lista en 180 días. La instrucción presidencial comprende incluso ampliar la carretera entre Tierra Caliente y Zihuatanejo.

Y durante el recorrido, Peña Nieto se enteró de la caída de al menos otros 20 puentes en la región, de la pérdida de cosechas, de cómo en los primeros días el cartón de huevo llegó a cobrarse hasta en 200 pesos y el kilo de jitomate a 50 y de que aun sin puente sigue cobrándose el pasaje de autobús hasta Altamirano en siete pesos.

Conoció denuncias por la falta de agua potable aquí en Coyuca de Catalán –para lo cual dio indicaciones a David Korenfeld, titular de la Conagua, a proceder de inmediato en la reparación de los cárcamos dañados– y de que en lugares como Tepehuala, donde –aseguraron– el alcalde está rasurando las despensas y les quita el aceite y el azúcar.

Desde Tanganguato llegó aquí doña Cayetana con su nuera y sus 80 años a cuestas para reclamar. Allá se perdió todo y la gente está durmiendo en la secundaria. Su reclamo es porque la tragedia de su pueblo no se ha difundido. Lo que no hemos visto es que pasen noticias como sí lo hacen de lo de Chilpancingo. Y yo digo: bueno, por qué no nos pasan por las noticias.

Al mismo tiempo, en diversas entrevistas, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dijo que el lunes la coordinación de Protección Civil dará amplia explicación sobre las alertas emitidas antes de la llegada de Ingrid y Manuel.