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El artista debe salir de su torre de marfil, dice el violinista de la Filarmónica de Los Ángeles

La música puede sanar una sociedad: Robert Gupta

Lo más difícil es convencer a la gente de que en verdad queremos llevar nuestro trabajo a estos lugares: estamos rodeados de burocracia, comenta en entrevista

El intérprete compartirá sus experiencias en el Universal Thinking Forum, en la ciudad de México

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El arte nos recuerda que todos estamos interconectados de manera profunda, dice Robert Gupta, en la imagen, el primero arriba a la derechaFoto tomada de la página de Internet de Street Symphony
 
Periódico La Jornada
Domingo 29 de septiembre de 2013, p. 2

Está comprobado que la música puede ayudar a sanar a las personas y creo que también puede ayudar a sanar a la sociedad. Robert Gupta sabe de lo que habla: desde 2010 dirige el proyecto Street Symphony, que hasta el momento ha realizado 150 conciertos en lugares a los que la música no llega: cárceles, asilos, albergues para los sin casa, enfermos mentales, y también para veteranos de guerra.

Esta labor la realiza a la par de la agenda de locos que maneja la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, dirigida por el venezolano Gustavo Dudamel, y los planes para su boda en mayo del próximo año. Lo hace, también, encontrando espacios para hablar de esta posibilidad de sanar que tiene la música en encuentros como el Universal Thinking Forum, que se realizará en la ciudad de México el 9 y 10 de octubre. Su ponencia está programada para el jueves 10 a las 9 horas.

Robert Gupta se formó en neurociencia, y es uno de los convencidos de que tanto músicos como artistas deben abandonar sus torres de marfil. “Lo primero que hacemos los músicos o cualquier artista, cuando recibimos donaciones de particulares o del gobierno, es construir enormes edificios y ponemos muros alrededor de lo que hacemos con la idea de mostrar nuestro trabajo.

Lo que hacen en realidad estos muros es convertirse en una torre de marfil, los museos, por ejemplo, se convierten en mausoleos donde el arte muere. Quiero romper eso, porque estos lugares son lugares de poder, de privilegio, donde las personas comunes no tienen acceso y no se sienten bienvenidos. Nosotros los músicos perdemos más, porque la música es un lenguaje universal, puede romper barreras. Mi meta y mi llamado de acción para los músicos y todos los artistas y jóvenes es que vayan a esos lugares a los que no irían de otra manera; no significa ir a lugares peligrosos, pero sí usar música y arte como una forma de abrir nuestra perspectiva, de ampliar la forma en la que vemos el mundo, dice en entrevista telefónica.

En la charla que ofrecerá en nuestro país hablará de ese proyecto que lleva la música a las zonas más pobres de la ciudad. Tocamos para gente que no tiene casa, que vive enfermedades mentales y en cárcel. No es un proyecto científico, es un proyecto artístico, no podemos medir resultados, y el viaje ha sido llevar la música a estos lugares y entender que la música es el lenguaje universal, y que nos permite ver la humanidad en lugares en los que no esperaríamos encontrar ese espíritu humano. Es llevar la música como regalo.

Y como todo regalo, es gratis. Pero...

A veces lo más difícil es convencer a la gente de que esto es real, que en verdad queremos llevar música gratis a estos lugares. Estamos rodeados de burocracia, reglas y políticas, y puede ser muy difícil. Lo único que queremos es llevar la música a estos lugares; muchas organizaciones simplemente no pueden creer que sólo queremos hacer música.

–¿Cuándo se dio cuenta de esta posibilidad de la música para sanar?

–Creo que tiene que ver con mi formación. Mi educación fue en neurociencias. Estudié en Harvard, tuve oportunidad de trabajar con buen número de neurocientíficos que estaban estudiando música y cerebro. Hay estudios con personas que padecen Alzheimer y la música puede ayudarlos. Cura depresión y ansiedad, y esos son hechos comprobados. Hay muchas cosas maravillosas ocurriendo en los laboratorios, pero aún no hay acceso a la interpretación musical o la terapia musical en muchos lugares alrededor del mundo.

“Por eso llevo la música a lugares donde las personas no tienen acceso.

Es maravilloso poder hacerlo, pero también estar en contacto con la humanidad que hay en estos lugares, ver cómo, como músicos, hemos cambiado al llevar la música a estas personas.

Y esto aplica a todos los géneros musicales. Él toca música clásica, pero también hay intérpretes de jazz o de percusiones que hacen esta labor. Toda la música puede sanar. Es más acerca de la conexión, esta conexión empática con otros seres humanos que de otra manera no nos comunicaríamos.

–La música puede sanar personas, pero, ¿puede curar a una sociedad?

–De alguna manera creo que sí. Nuestro mundo hoy está tan dividido. Estamos separados de los demás, pero creo que lo que la música y el arte nos recuerda que todos estamos interconectados de manera profunda: cuando nos damos cuenta de eso y de que somos lo mismo, la música puede sanar sociedades. La música nos permite decir cosas acerca de la vida y la humanidad que a veces no podemos decir con palabras. Puede decir cosas que a veces el lenguaje no puede.

“Seguiré tocando, seguiré con este proyecto. Algo que me gusta hacer en estas conferencias es contar las historias que me ha tocado conocer, porque es fácil decir: ‘no estoy enfermo, no estoy encarcelado ni soy enfermo mental. Soy diferente’, pero me gusta contar estas historias para que se den cuenta de que no somos diferentes, que estamos conectados.”

(El programa del Universal Thinking Forum y el costo de los boletos puede consultarse en www.universalthinkingforum.com.)