Reconoce los delitos con profunda consternación
, escribe en misiva
Miércoles 25 de septiembre de 2013, p. 23
Ciudad del Vaticano, 24 de septiembre.
El papa emérito Benedicto XVI negó que haya intentado encubrir abusos sexuales contra menores por parte de sacerdotes católicos, en sus primeros comentarios publicados desde que renunció al papado.
En una carta de 11 páginas enviada al escritor y matemático italiano Piergiorgio Odifreddi, autor del libro Querido Papa, le escribo, que aborda los problemas que enfrentaba la Iglesia católica romana antes de que renunciara en febrero pasado, Joseph Ratzinger asevera: en lo que concierne a su mención del abuso moral a menores por parte de sacerdotes, sólo puedo, como sabe, reconocerlo con profunda consternación. Pero nunca traté de encubrir estas cosas
.
Extractos de la carta de Ratzinger fueron publicados este martes en el periódico La Repubblica, con el permiso del ex pontífice.
Se cree que es la primera vez que Benedicto XVI responde a las acusaciones de abuso sexual en primera persona, aunque el Vaticano siempre ha dicho que él hizo mucho para poner fin a los abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes y que nunca intentó encubrirlos.
También es la primera vez desde que Benedicto XVI renunció, el 28 de febrero, en que se publica algo acerca de lo que ha dicho o escrito.
Grupos de víctimas de abusos acusan a Ratzinger de no haber hecho lo suficiente por detener los abusos contra niños por parte de sacerdotes mientras fue Papa y antes, cuando era el jefe de la oficina de la doctrina del Vaticano. Dicen que aún hay mucho por descubrir sobre cómo se comportó la Iglesia católica en el pasado y que quieren que más obispos que sabían sobre los abusos sean acusados.
La crisis en la Iglesia católica salió a la luz en 2002, en Boston, cuando medios de comunicación comenzaron a informar cómo casos de abusos eran sistemáticamente encubiertos y sacerdotes abusadores eran enviados de parroquia en parroquia en vez de ser expulsados y entregados a las autoridades estadunidenses civiles.
Desde entonces, la Iglesia católica en muchos países ha establecido nuevas orientaciones para lidiar con casos de abusos pasados, impedir nuevos casos, informar sobre abusos a la policía y obstruir que potenciales abusadores entren al sacerdocio.
Por lo pronto, el Obispado de Morón, en la periferia oriente de Buenos Aires, anunció que el sacerdote Julio César Grassi, de 57 años, condenado a 15 años de prisión por pdeofilia, no podrá ejercer su ministerio y su caso fue remitido al Vaticano.