Facebook y su proyecto de reforma migratoria
ace algunos meses, el joven magnate Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, formó un grupo para presionar al Congreso a discutir y aprobar la reforma migratoria. En el grupo participan otros dueños, presidentes y directores de importantes corporaciones electrónicas, entre ellas Google y Yahoo, la mayoría con sede en la región conocida como Silicon Valley en el norte de California.
La principal demanda del grupo era que se ampliara la autorización de mayor número de visas para migrantes altamente calificados, particularmente en cuestiones relativas a la industria electrónica. El interés del grupo era evitar los altos salarios de los egresados del sistema de educación estadunidense al incorporar trabajadores calificados de otros países, particularmente de India y China.
No pasó mucho tiempo antes de que Zuckerberg y el grupo que lo acompaña recibiera una serie de críticas porque su propósito estaba muy alejado de la magnanimidad que habían declarado. Dicho propósito se enmarcaba en un interés que poco o nada tenía que ver con las aspiraciones de los millones de trabajadores indocumentados que pudieran beneficiarse de una reforma migratoria. Fue entonces que, para obtener el apoyo de otros sectores, decidieron manifestarse por una reforma amplia que incluyera otro sector de trabajadores.
La semana pasada, Zuckerberg visitó a prominentes miembros del Congreso, incluidos los líderes de ambas cámaras, para insistir en la urgente necesidad de la reforma. De la información de prensa se deriva que no obstante sus buenas intenciones parece que una reforma migratoria está muy lejana aún, debido a varios factores. Uno de ellos, la oposición del grupo más radicalmente conservador que se niega a que la reforma incluya una vía para obtener la ciudadanía. Otro, la coyuntura en la agenda política en torno a la reforma de salud, el presupuesto y el techo de la deuda. Los estadunidenses están cansados del obstruccionismo del sector más radicalmente conservador del Congreso, que no permite la aprobación de ninguna ley que pudiera beneficiar la imagen del Presidente. Sin embargo, y sólo para documentar nuestro optimismo, de haber un poco de sensatez y sentido práctico entre los opositores de la reforma migratoria, tal vez pudieran considerar que su deteriorada imagen pública se resarciría si accedieran a aprobarla.
Desafortunadamente para la reforma y quienes aspiran a ella, incluidos Zuckerberg y los magnates del Silicon Valley, la cerrazón en ciertos sectores del Partido Republicano parece que prevalecerá sobre cualquier consideración de orden político que no sea la obstrucción y la derrota a toda costa del Presidente.