Se le reconoce como una de las voces literarias más significativas de Iberoamérica
Lunes 23 de septiembre de 2013, p. a40
Reconocido como una de las voces literarias más significativas en lengua castellana, el escritor y poeta colombiano Álvaro Mutis falleció a los 90 años de edad, este domingo en la ciudad de México, donde estableció su residencia desde 1956. El deceso ocurrió en el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, donde fue hospitalizado el pasado 15 de septiembre, confirmó su esposa Carmen Miracle.
Los restos del escritor son velados en la funeraria J. García López, ubicada en San Jerónimo 140.
La relevancia del autor en el ámbito de las letras iberoamericanas está determinada por su vigor y riqueza verbal, así como por su característico entretejido de lírica y narrativa.
Influido por Pablo Neruda, Octavio Paz, Saint-John Perse y Walt Withman, empleó la poesía como vía de conocimiento para el acceso a universos desconocidos, a nuevos mundos donde fuese posible el amor y la buena muerte, según se consigna en una de sus múltiples semblanzas.
Recientemente cumplió su novena década y por ello se realizaron celebraciones literarias en su honor en su natal Colombia, donde el Ministerio de Cultura y la Universidad Nacional realizaron un homenaje. Entre el 26 y el 29 de agosto de este año se realizaron lecturas de sus poemas, una mesa de debate, un ciclo de conferencias sobre su obra, exilio o figura, y se proyectaron los filmes La mansión de Araucaima e Ilona llega con la lluvia, basados en sus novelas.
Álvaro Mutis Jaramillo nació en Bogotá, Colombia, el 25 de agosto de 1923, si bien por cuestiones familiares debió cambiar su residencia a Bruselas, Bélgica, donde vivió entre los dos y nueve años de edad y realizó parte de sus estudios de educación básica.
Tras la repentina de muerte de su padre, el abogado Santiago Mutis Dávila, a los 33 años, quien ocupaba un puesto diplomático en aquel país europeo, la familia tuvo que regresar a Colombia, donde se estableció en una finca propiedad del abuelo materno.
Ambos hechos fueron determinantes para este carismático escritor, cuya literatura está marcada por los recuerdos de infancia entre ambos mundos: los contrastes entre Europa y América Latina, los viajes en barco trasatlántico y la exuberancia de la selva.
Podría afirmarse que toda la obra de Mutis no es más que una apuesta por salvar esos momentos de natural y auténtica alegría de su infancia, a partir de la espesura de desesperanza adquirida con el paso irremediable de los años
, según escribió Jorge Bustamante García en la edición que La Jornada Semanal dedicó al autor el pasado 25 de agosto de 2013, con motivo de su 90 cumpleaños.
A principios de la década de los años 40 del siglo pasado, Mutis comenzó a trabajar en la radio de su país natal, donde dirigió un programa dedicado a la literatura al tiempo que se desempeñó como lector de noticias.
En ese mismo periodo fue cuando inició su carrera literaria, a partir de la influencia que ejercieron sobre él los escritores surrealistas. Sus primeros poemas y críticas fueron publicados en la revista Vida y en lo suplementos de los diarios El espectador y La Razón. La Balanza es el título de su primer poemario, publicado en 1947, en colaboración con Carlos Patino.
En los años 50, Mutis se vinculó a los jóvenes poetas que giraron en torno de la revista Mito, y en el transcurso de esa década publicó varios poemarios, entre ellos Los elementos del desastre, en el que aparece un personaje que será reincidente en su obra e incluso su alter ego, Maqroll El Gaviero, considerado un hito de la literatura contemporánea en lengua española.
En ese mismo decenio, en 1956, es cuando llega a México procedente de Bogotá, escapando de una acusación de presunto fraude. Tres años después, fue detenido por la Interpol y recluido durante 15 meses en la cárcel de Lecumberri (por cuestiones políticas), experiencia que cambió su visión del dolor y del sufrimiento humano.
No obstante su pasión por las letras, Álvaro Mutis debió trabajar durante muchos años en el área de relaciones públicas en importantes compañías. Eso no le impidió acercarse a personajes de la cultura como Octavio Paz, Carlos Fuentes y Luis Buñuel.
Entre esos trabajos ajenos a la literatura, se encuentran el de director de propaganda de una compañía de seguros, jefe de relaciones públicas de una modesta empresa de aviación y de la Esso, en Colombia.
También fue narrador en castellano de la serie de televisión Los intocables y luego, por poco más de 20 años, se desempeñó como gerente de ventas para América Latina de la Twentieth Century Fox y la Columbia Pictures.
A ello se suman sus colaboraciones periodísticas en revistas, así como su participación en el programa de televisión Encuentros, dedicado a entrevistas con escritores.
Amigo íntimo de Gabriel García Márquez, de hecho ha sido siempre el primer lector de todos sus borradores, Álvaro Mutis cuenta en su haber con los siguientes poemarios: La balanza (1947), Los elementos del desastre, (1953), Reseñas de los hospitales de Ultramar, separata en la revista Mito (1955), Los trabajos perdidos (1965) Summa de Maqroll El Gaviero (1973), Caravansary (1981), Los emisarios (1984) Crónica regia y alabanza del reino (1985), y Un homenaje y siete nocturnos (1986).
Su obra narrativa, en tanto, está comprendida por los libros Diario de Lecumberri (1960), La mansión de Araucaíma (1973), La verdadera historia del flautista de Hammelin (1982), La nieve del Almirante (1986), Ilona llega con la lluvia (1988), Un bel morir (1989), La última escala del Tramp Steamer (1989), La muerte del estratega (1990), Amirbar (1990), Abdul Bashur, soñador de navíos (1991) y Tríptico de mar y tierra (1993).
Entre los premios recibidos por Mutis se encuentran el Nacional de Letras de Colombia, en 1974; el Nacional de Poesía de Colombia, en 1983; el grado de Comendador de la Orden del Águila Azteca, de México, en 1988; el Premio Xavier Villaurrutia, en 1988; la Orden de las Artes y las Letras del gobierno de Francia, en el grado de Caballero, en 1989; el Príncipe de Asturias de las Letras en 1997, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1997, y el Cervantes en 2001.
(Con información de Dpa)