A Jhonny González le pagaron lo que quisieron. Sobre su cabeza flotaba una nube de dudas acerca de lo que podía ofrecer un peleador, que ya había sido campeón del mundo en dos ocasiones, pero que algunas de sus presentaciones recientes fueron desastrosas. Pocos creían que haría lo que al final hizo: noquear en un asalto a una de las promesas del boxeo, el tapatío Abner Mares.

Fue una sorpresa para todos. Su rival ni soñaba con la posibilidad de perder su título pluma del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), y menos de esa manera. Tampoco Jhonny lo esperaba. Pero la más confiada era la promotora que guía la carrera de quien era campeón hasta el 24 de agosto pasado. Sin precaución alguna ya especulaba sobre quién sería el próximo contrincante de Mares.

El ninguneo al que lo expusieron, quienes lo veían como mero trámite, se quedó instalado en la memoria de González.

Hacían planes en mi cara. No me vieron con respeto, pero les quité el título, recuerda Jhonny.

El primer asalto de esa contienda fue una respuesta al maltrato que sintió del equipo de Mares, más no de él, al que considera su amigo y con quien mantiene una relación de respeto mutuo.

Tal vez lo único que le dolió fue haberlo vencido de una manera tan brutal. Por lo demás, el boxeo es un negocio, matiza Jhonny, y los cálculos se hacen a partir de los intereses de quien se sube a arriesgar todo en un cuadrilátero.

En un instante se puede esfumar tu patrimonio, recalca el pugilista, quien en un buen gesto, al terminar la pelea contra Mares, dijo que el cinturón le pertenecía al rival, y hace unos días expresó que le daría la revancha, como un acto de cortesía.

La realidad es que sólo peleará con Mares si la oferta le conviene. Esta vez Jhonny es el campeón y no piensa desperdiciar la oportunidad de asegurar su patrimonio. Si es Mares, peleará encantado, pero si es otro el que ofrece una buena suma de dinero.

Contra Mares no me importó que me pagaran cualquier cosa, pero esta vez sí estaré atento, porque nuestro patrimonio se arriesga en cada pelea. El boxeador es un trabajador como cualquier otro, así que debo analizar lo que me convenga. Una revancha por negocio, tal vez, pero no por cortesía, apuntó.

Cada vez que Jhonny sube al cuadrilátero lo hace con menos hambre de gloria y más con la mente puesta en el futuro que dejará a su familia. No se regodea en la victoria. Ése no es su estilo. Incluso piensa en la suerte del ex campeón vencido.