21 de septiembre de 2013     Número 72

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Una conversación con Sally Burch,
directora de la Agencia Latinoamericana de Información

¿Cuáles son los retos de la comunicación indígena?

Eugenio Bermejillo

UNO. El primer reto que ubico es conquistar y ejercer el derecho a la comunicación. En América Latina hay que diferenciar entre los países que tienen una legislación a favor del sector comunitario o indígena, y los que no la tienen. En estos últimos es importante luchar por democratizar la comunicación; aun cuando parezca muy lejano, se puede ir creando un ambiente para elaborar leyes más democráticas y denunciar y deslegitimar las prácticas discriminatorios de los monopolios de la comunicación. A veces hay espacio para gestionar políticas públicas a favor de la comunicación indígena aun cuando la legislación no la favorece, apelando a tratados internacionales, como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.


FOTO: Asociación COMUNICARTE

Por otra parte, en los países que recientemente han adoptado una legislación para la comunicación indígena y comunitaria el reto es cómo apropiarse y ejercer plenamente estos espacios de la comunicación.

En Argentina las comunidades indígenas tienen un derecho automático de solicitar una frecuencia como parte del sector de medios públicos. En Bolivia, un 17 por ciento de las frecuencias, es decir la mitad de lo reservado a medios comunitarios, están destinados a los pueblos indígenas. En Ecuador, con la ley recientemente aprobada, el sector comunitario puede acceder al 34 por ciento de las frecuencias; los pueblos indígenas participan aquí, entre otros, sin un porcentaje definido.

En estos países el reto no es simplemente conseguir espacios de comunicación o una frecuencia. Va más allá: se trata de establecer un nuevo paradigma, una nueva visión de la comunicación. Cuando el Estado reconoce no sólo al sector público y al privado (que han sido los tradicionales en la economía), sino también a un tercer sector, el comunitario, se plantea la oportunidad de desarrollar otra visión y otra forma de hacer comunicación.

Por su desarrollo histórico, la comunicación la indígena y comunitaria es la que tiene mayor capacidad y potencial para desarrollar esta visión distinta en la comunicación. Sin embargo, lo que constatamos en Bolivia es que, cuando se crearon, las radios indígenas seguían haciendo lo mismo que las otras radios. No hubo una diferencia. Este es un reto grande que requiere un debate, incluso continental, sobre cómo levantar una comunicación liberadora, participativa y que sea parte de los cambios sociales.

Para el caso de Ecuador, es una lástima que las organizaciones indígenas no hubieran seguido aportando propuestas como lo habían hecho años atrás. Se perdió la oportunidad de conseguir más ventajas en la ley. Ecuador reconoce en su Constitución que es un Estado plurinacional e intercultural y asume ello como base del desarrollo del país. Incluso la ley de comunicación en su introducción recoge esas ideas, pero no las desarrolla; en la parte más práctica, esos aspectos quedaron olvidados. Es verdad que no existen otros ejemplos en donde Ecuador se inspirara, porque es un tema nuevo. Incluso supimos que Bolivia estaba esperando que pasara en Ecuador para actuar sobre este tema. Si hubieran seguido el debate sobre lo que es una comunicación intercultural quizá se hubiera podido ir más allá de plantearse comunicar entre los pueblos indígenas y permitir un verdadero diálogo entre culturas que contribuiría a la descolonización.

No se hizo porque hubo cambios en la dirigencia, distanciamiento con las autoridades– Se vio a la ley sobre comunicación como una dictada exclusivamente desde el gobierno, y ese no fue el caso, porque el gobierno había aceptado muchos elementos de las organizaciones que estábamos promoviendo el derecho a la comunicación. Había una oportunidad de ir más lejos y no se hizo.

Hay una tendencia a ver lo comunitario como algo chiquito y local. No tiene que ser así. Es importante la comunicación en la comunidad local, no estoy descartando eso, pero cuando uno habla del sector de la comunicación comunitaria, no es sólo lo chiquito y local y no puede considerarse como el hermano pobre de la comunicación, tiene que desarrollarse con todas las condiciones para que rompa con ese modelo alienante de la comunicación comercial y mercantilizada.

Eso no es fácil porque la población ya se acostumbró a este tipo de comunicación. Entonces, ¿cómo desarrollas otra forma de hacer comunicación, que amplíe el diálogo y que las voces puedan expresarse? Y que además sea acogida por parte de la población, para que no vayan a cambiar de radio porque es aburrida. Tiene que ser realizada con calidad y capacidad de atraer influencias.

DOS. En el contexto de la globalización, donde los problemas locales son consecuencia de situaciones nacionales y globales, la comunicación podría tener un rol clave de bisagra entre estos ámbitos local y global. Primero, para ayudar a los pueblos indígenas a entender las causas globales de los problemas que están viviendo y cómo actuar frente a eso.

Segundo, para fomentar vínculos con otros actores del país y fuera que están trabajando sobre esos problemas. Y tercero, para que se conozca cómo se está viviendo esa situación de manera real, no sólo otra voz, sino también otras visiones del desarrollo, con el sentido del Buen Vivir y otra relación con la naturaleza. Algo se hace en los tres niveles, pero no es evidente que los medios indígenas estén logrando efectivamente combinar estos tres niveles con ese rol de bisagra.

Muchas veces se concentran, por ejemplo, sólo en lo local o sólo en el internet, o se hacen las dos cosas, pero en temas distintos y no se hace ese vínculo.

TRES. Creo que en lo indígena, más que en otros sectores, se ha avanzado en desarrollar procesos de comunicación; ha sido como una necesidad sentida y hay respuestas, pero todavía falta mucho por desarrollar desde los pueblos y las organizaciones en cuanto a estrategias de comunicación.

Muchas veces hay una falta de entendimiento o visión de la comunicación por parte de los liderazgos. Generalmente la concepción se limita a relación pública o a hacer llegar el discurso de los dirigentes vía los medios. No se están aprovechando suficientemente los medios para entrar a pelear ideas. Uno gana las luchas hoy con la legitimización de las ideas y para eso se necesitan estrategias y eso se hace insuficientemente.

Muchas veces hay comunicadores en las organizaciones, pero se les asigna un rol de apoyo logístico, incluso en cuestiones que no tienen que ver con la comunicación. Se carece de esa visión estratégica de la comunicación para llevar al escenario público las ideas, argumentos, propuestas y realidades que las organizaciones defienden. Eso exige una mayor formación de comunicación en los liderazgos. Uno no puede ser dirigente social hoy sin entender los códigos básicos de la comunicación. Esto está presente en todas las organizaciones sociales, no sólo en lo indígena.

CUATRO. Faltan estrategias para hacer comunicación en lo interno. La comunicación tiene un enorme potencial para fomentar la participación. Informar de lo que se hace en la organización, poner a debate los temas, difundir puntos de vista diversos sobre las problemáticas. Pero no siempre es lo que se logra. A veces hay resistencia de las propias dirigencias de arriesgarse a poner estos asuntos a debate Y ahí es clave entender las nuevas culturas comunicacionales de la juventud, quizá no hayan llegado a todos los puntos del campo, pero toda la juventud que está en el mundo urbano, que se va a estudiar afuera ya está en las redes digitales y tienen otra cultura, ya están acostumbrados a debatir más horizontalmente las ideas, a intercomunicarse cotidianamente. Si las organizaciones no entienden eso y no lo incorporan a su quehacer habrá un divorcio cada vez más grande entre cómo comunican y operan las juventudes y cómo comunican y discuten de los mayores.

CINCO. La insuficiente o nula formación de capacidades dentro de las organizaciones de comunicadores y comunicadoras, es de nuevo un problema general en las organizaciones sociales, no sólo las indígenas. O se forman en escuelas de comunicación con una visión totalmente distinta a lo que es la comunicación propia, y hay que hacer un trabajo de “reformatear”, o falta formación. Muchos comunicadores van acumulando experiencia y conocimiento, y de pronto, cambia la dirigencia y hay que comenzar desde cero. No hay un sentido de acumulación. No es sólo cuestión de contratar un comunicador que trabaje los medios de la organización. Hay que formar un entorno de personas con capacidad de comunicar con un sentido militante y de identidad con la organización y que de ahí vayan surgiendo quienes realizan el trabajo, de tal manera que no se pierda ese acumulado.

No siempre habrá un salario para hacerlo, así que tiene que ser un trabajo militante, de activistas. Esto también tiene que ver con la formación de las dirigencias, porque si éstas saben a dónde se puede llegar con la comunicación, van a cuidar este aspecto. Pero si piensan que simplemente se trata de desarrollar un rol logístico, se volverá a presentar este problema.

SEIS. La formación de audiencias, la alfabetización mediática no son temas que haya visto en los debates sobre comunicación indígena. Los medios comerciales están cada vez más presentes en la vida de la gente y las comunidades, y si no ha llegado la televisión, pronto l llegará. Y eso implica que los medios inciden mucho más que antes en la visión del mundo.

Eso no es algo que pueda frenarse, pero lo que se puede hacer es sensibilizar a nuestra gente sobre cómo los medios transmiten, con qué valores e intereses.

Generar una recepción crítica de los medios comerciales se puede lograr más que haciendo comunicación uno mismo. Porque cuando la gente sabe que le están mintiendo y cómo se les miente desarrollan sus propios argumentos.

El acceso indígena al internet

Apolinar González Coordinador de proyectos en el área de tecnologías de información de la Asamblea de Migrantes Indígenas de la Ciudad de México

(Conceptos vertidos en una conversación con Eugenio Bermejillo y editados por el propio Bermejillo)

Para la Asamblea de Migrantes, la apropiación de las tecnologías ha sido uno de los ejes más importantes (www.indigenasdf.org.mx). Hemos trabajado desde nuestra fundación para ampliar el acceso a internet y a las redes sociales, y sobre todo para fortalecer el desarrollo y la promoción software libre, porque creemos que esto se va construyendo de una manera más comunitaria y más libre y se pueden compartir los conocimientos de manera similar a como se producen en los pueblos indígenas. Esto tiene que ver con el tequio, con la reciprocidad y con el intercambio.

Se ha dicho constantemente que los indígenas somos resistentes al cambio y que no nos apropiamos de las nuevas tecnologías. Eso no es cierto, lo que pasa es que en las comunidades es difícil el acceso al internet o las computadoras. Ha habido iniciativas, pero no han sido las adecuadas. Como el e-México, que instaló centros de cómputo en comunidades, pero que no le dio seguimiento y no hubo apropiación de las tecnologías.

El crecimiento de usuarios del internet ha sido lento, en el sexenio de Fox había 27 millones de usuarios, con Calderón creció con diez millones más, que es poco. Se debería de crecer a 70 millones. Para las comunidades rurales e indígenas, son cinco millones los que pueden acceder, es muy poco. Existe una brecha tecnológica grande.

Se ha avanzado en la traducción de algunos software, por ejemplo el navegador de software libre Firefox está en zapoteco, maya y náhuatl. Ahora queremos construir aplicaciones, sobre todo para que se pueda escribir en la computadora en la lengua más fácil y rápido. Los teclados no están diseñados para escribir en la lengua. El que fuera el Instituto Lingüístico de Verano ha estado trabajando las grafías y han adaptado los teclados, pero sobre plataformas de software comercial; queremos hacerlo en Linux. Los quechuas han trabajado el software libre y lo han traducido a su lengua.

Podemos hacerlo en los dispositivos móviles, los smartphone con Android, para que podamos “mensajear” en lengua. Hoy se puede acceder a los dispositivos móviles porque hay mejores precios y las aplicaciones son más sencillas.

En la reforma a las leyes en telecomunicaciones se plantearon estos retos. Estuve en las sesiones de discusión y decidí no participar porque se convirtió en un discurso político que no se va a cumplir.

En la Asamblea de Migrantes del Distrito Federa hacemos radio por internet. Se conectan pocos paisanos porque pocos tienen acceso. Nos conectamos a Radio Jen Poj de Tlahuitoltepec, Oaxaca. Ellos también trasmiten por internet. En Estados Unidos se conectan paisanos y hacen uso de la página de internet.

El derecho a soñar

Érick Huerta Velázquez Redes por la Diversidad, Equidad y Sustentabilidad, AC


FOTO: Daniel Iván

En los días en que escribo este artículo, los periódicos, las redes sociales y hasta el locutor más escuchado de una estación de radio habla de la telefonía celular comunitaria de Talea de Castro en Oaxaca, y la gente comenta con alegría la capacidad de una comunidad de proveerse el servicio de telefonía que las grandes compañías le negaron por años.

¿Qué tuvo que alcanzar esa comunidad para hacer una realidad el derecho a contar con medios de comunicación?

Haber seguido éste y otros procesos de medios indígenas, y participar en la reforma a las leyes de telecomunicaciones desde algunos años, me ha permitido ver que todo inicia con el derecho a soñar. Desde hace muchos ese es el primer derecho que se les ha negado. Oír cosas como: la radio y la televisión son sólo para gente con mucho dinero; telefonía, ni soñando… son frases frecuentes que desalientan la creatividad y el ingenio.

Ayer fue la radio, hoy es la telefonía, en otros países ya es la televisión indígena, realidades que nos indican que no existen barreras tecnológicas que estos pueblos no puedan zanjar para revitalizar su palabra.

Los medios de comunicación indígena no requieren para su desenvolvimiento nada distinto de lo que necesita cualquier medio: trato jurídico adecuado a su naturaleza; participación en la regulación; acceso igualitario a recursos públicos (como los que tienen las grandes televisoras); apoyo a la innovación tecnológica, a la generación de capacidades, a la creación de contenidos, y acceso a las frecuencias, así como espacio en medios masivos para la inclusión de contenido indígena, como lo marca la Constitución, la Ley de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas y la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas.

El gobierno puede optar entre reconocer estos aspectos en la ley o no hacerlo. Pero los pueblos indígenas no van a renunciar a su derecho a soñar y a hacer realidad sus sueños. Como lo muestra el servicio de telefonía de Talea de Castro, Oaxaca, hoy son capaces de organizarse para acceder a tecnología de punta adecuada a sus necesidades, formar complejas redes para fortalecerse, establecer alianzas para difundir contenidos y utilizar las frecuencias disponibles en sus comunidades. Al hacerlo están ejerciendo un derecho, la ley puede apoyarlos o contraponerse, pero nunca logrará detenerlos.

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