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Procesos paralelos: comunicación
Julieta Briseño Roa A la par del impulso para generar y fortalecer medios de comunicación que respondan a realidades concretas y comunitarias, en el estado de Oaxaca se han impulsado desde abajo propuestas educativas dirigidas a los pueblos originarios como una opción de educación crítica y pertinente a los contextos comunitarios. Entre ellas están: en educación inicial, los Nidos de Lengua; el “plan-piloto” encabezado por maestros de la Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca (CMPIO); las Secundarias Comunitarias Indígenas; los Bachilleratos Integrales Comunitarios; la Licenciatura en Educación Media Superior Comunitaria (LEMSC), en Santa María Alotepec Mixe, y la Universidad Comunal Intercultural del Cempoaltépetl (Unicem), en Santa María Tlahuitoltepec Mixe. Esta educación comunitaria o comunal es una forma de resistencia ante la imposición de planes y programas de estudio homogéneos y de modelos educativos descontextualizados que no reconocen las múltiples diversidades existentes en el territorio, y propone desde lo comunitario aportar para la transformación hacia un Estado intercultural. Al igual que en los medios de comunicación comunitarios, algunas de estas propuesta son reconocidas por el sistema, pero en realidad son acosadas y bloqueadas para que su implementación no incida en más comunidades, lo que en algunos casos ha resultado en la transformación del modelo y de los contenidos para ser avalados (y cooptados) completamente por el Estado. Sin embargo, esto no se detiene, cada vez hay más colectivos de maestros que están creando sus propios contenidos, materiales, y formas de trabajo, con el fin de romper las barreras físicas y simbólicas que separan a la escuela de la comunidad. Esta autonomía en la práctica educativa muestra la fuerza que se puede tener en la educación para fortalecer aquello que el gobierno se ha empecinado en desquebrajar: el conocimiento y la vida comunitaria. Descolonizar, tarea de Melquiades Rosas Blanco Nashinandá (mazateco)
El sistema colonial permea nuestra vida política, económica y cultural; la instauración del Estado monista en el México independiente, y luego el reformista juarista y revolucionario nunca reconoció la diversidad cultural y eso se debió a la idea de nación que adoptamos de la revolución francesa, que expresaba que la Nación no se compone por la diversidad de pueblos que existen en un territorio, sino por el reconocimiento de derechos y obligaciones entre los individuos. El actual Estado mexicano se basa en este acuerdo político entre individuos, negando desde su origen la diversidad de pueblos. La agenda del movimiento de comunicación indígena en México, desde una perspectiva de descolonización, pasa, entre otras acciones, por la recuperación de la memoria histórica y la ubicación como sujetos colectivos que demandan rehacer el Estado mexicano. El Artículo 2 Constitucional expresa que la nación mexicana se reconoce como pluriétnica, pero esto no es suficiente. De ahí que reformas en materia de derechos de los pueblos indígenas sigan siendo una demanda incumplida y que mucho nos falta para ser una nación pluriétnica. Mientras esto se le demanda a la Nación, el actual Estado mexicano está al servicio del gran capital extranjero. El mismo gobierno federal, por medio de su comisionado para el diálogo con los pueblos indígenas, Jaime Martínez Veloz, ha expresado en distintos foros que más de la mitad del territorio nacional ha sido concesionado a empresas extranjeras extractoras de minerales y que gran parte de ellas se ubican en los territorios indígenas. El contexto de las viejas y nuevas prácticas de colonización exige que la comunicación indígena genere procesos nuevos de organización, partiendo del hecho de que las mujeres y los hombres de estas tierras no pueden reproducir relaciones de colonización para la toma de decisiones, que la tecnología es una herramienta para fortalecer el movimiento de resistencia y que los contenidos que se generen deben partir de la experiencia de la lucha. La comunicación indígena deberá plantearse un código de ética que tenga principios como el respeto a las personas, el cumplir con la palabra dada, el trabajo encomendado y la ayuda mutua. Los procesos de comunicación indígena nos deben servir como una experiencia que apoye la creación de espacios propios, de formación teórica y práctica que nos permitan tener nuevos cuadros. El proceso de descolonización es una acción continental, es un quehacer de ida y vuelta. Fortalecer la descolonización continental, fortalecer las redes virtuales que ya existen son retos del proyecto comunicacional.
Nashinandá: radio migrante
Agustín Méndez Landeta A finales de 2010 inició el primer programa radiofónico realizado por migrantes mazatecos radicados en la zona metropolitana de la Ciudad de México: Pueblos Originarios en Resistencia desde Xico. La idea surgió después de la visita de nuestros paisanos de Radio Nhandiá para cubrir el 1er Festival de Culturas en Resistencia: Mazatecos de Mazatlán Villa de Flores, Oaxaca (Nashinandá). El festival gustó en Nashinandá. Días después recibimos la invitación para participar en la programación. No dudamos en aceptar. Era la oportunidad de mantener comunicación con nuestro pueblo a pesar de las barreras geográficas y tecnológicas, la nula experiencia en radio, los aparatos inadecuados y la falta de voluntarios y de apoyo económico. Gracias a la creatividad, compartimos la experiencia como migrantes en la ciudad y fortalecimos nuestra identidad. Incluir a los medios indígenas en la legislación y cerrar la brecha tecnológica permitirá que más pueblos vivan una experiencia similar.
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