21 de septiembre de 2013     Número 72

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

El campo en los medios
de información masivos


FOTO: International Maize and Wheat Improvement Center

Lourdes Rudiño

Tal vez porque la mayor parte de la población –y en específico de la audiencia– es urbana, o tal vez porque el agro genera menos de 5 por ciento del Producto Interno Bruto, o más seguramente porque esta fuente informativa representa poco en términos de publicidad y por tanto de ingresos, los medios impresos masivos otorgan escasa importancia al medio rural.

Hablar de medios masivos en México es hablar de periódicos como La Prensa (que en Latinoamérica ocupa el lugar diez entre los más leídos, con una circulación diaria promedio de más de 244 mil ejemplares), El Universal Gráfico (lugar 11, con más de 235 mil), Récord (16, con más de 180 mil), Ovaciones (27, con más de 148 mil), Reforma (28, con más de 145 mil), Esto (29, con casi 140 mil), La Jornada (49, con casi 108 mil), Rumbo (lugar 49, con casi 93 mil), El Financiero (lugar 50 con casi 92 mil ejemplares), El Universal (62, con más de 81 mil), Milenio (63, con 80 mil), El Economista (lugar 140 con casi 33 mil), y Excélsior (lugar 166, con más de 25 mil ejemplares). Toda esta información, con base en datos de 2011 (ver: http://is.gd/zLq8ig).

El medio rural, es evidente, es generador de alimentos para la población y de equilibrios demográficos, ecológicos y políticos, y por tanto es fundamental para la paz social, la economía y la seguridad y soberanía nacional. Sin embargo, los medios no reflejan a plenitud esta importancia. Una revisión general de estos periódicos, con ciertos vistazos a ejemplares de años pasados, revela algunas conclusiones:

a) El medio rural es abordado de manera parcializada, con base en el perfil o intereses de cada medio, y con una muy poca observación de los fenómenos socioeconómicos que ocurren en el campo reporteados de manera directa. Por ejemplo, El Financiero privilegia la información relativa al comercio internacional, el comportamiento de los indicadores económicos del sector y la tendencia de las políticas públicas; La Jornada se orienta más a la visión política y social, y otorga más espacio a la voz de las organizaciones campesinas; ello, además de que en sus secciones de opinión cuenta con un número importante de colaboradores que abordan con artículos de fondo los temas campesinos. Reforma ubica principalmente la información del agro en su sección de “negocios”; por tanto, su enfoque privilegia lo relativo a iniciativas empresariales.

b) La información relativa al campo suele aparecer en las últimas o casi últimas secciones de los periódicos (en orden de paginación), y dentro de éstas son las últimas en ser consideradas; esto es, cuando el espacio de la sección es restringido, las notas agrícolas son “sacrificadas”; quedan fuera de la publicación. Cabe señalar que hay ciertas excepciones. Por ejemplo, en El Universal, si bien es cierto que la información macro del campo se publica en la primera sección del periódico, la de información nacional, en la de estados es muy frecuente encontrar notas que reportan acontecimientos locales (estatales o municipales) y con espacios bastante generosos, lo cual tiene que ver con el formato del propio periódico que permite la publicación de reportajes amplios, de toda una página.

c) Escasamente el campo y los campesinos son motivo de nota de primera plana para los medios, con excepción de los momentos de situaciones extremas, como sequías y otros fenómenos que dañan significativamente cultivos y cosechas, y rachas de incrementos exacerbados de los precios de los alimentos. En buena medida, las notas que llegan a primera plana tienen que ver con el interés de la población urbana (el auditorio principal de los medios), y un claro ejemplo es el del encarecimiento de huevo y pollo ocurrido en meses recientes debido a enfermedades avícolas que propiciaron una reducción en el inventario de aves y por tanto en la oferta alimentaria.

d) Los esfuerzos de los periódicos para generar mayores espacios a la información del campo ocurren vía los suplementos. Sin embargo, se observa que éstos se publican supeditados a la existencia de publicidad o propaganda; lo fundamental de los suplementos corresponde a reportajes pagados por empresas o gobierno, y la información adicional es básicamente de relleno, sobre todo tomada de notas de agencias informativas, sin una investigación o un trabajo de reporteo del propio medio. Para muestra, está el caso de AgroMilenio, del periódico Milenio, cuya edición más reciente se publicó a mediados de 2012, con la nota principal dedicada a Masagro, el programa estrella para el campo del gobierno de Felipe Calderón. Este suplemento se publica cuando hay publicidad; cuando no, deja de salir. Excélsior mantuvo vigente también un suplemento del campo durante los últimos dos años del gobierno pasado, en un periodo donde la Secretaría de Agricultura se desbordó pagando propaganda en este tipo de publicaciones. La excepción de los suplementos marcados por la publicidad la hace La Jornada del Campo, cuyas ediciones mensuales están definidas cada una por una temática específica, enfocada a la integralidad del desarrollo rural, con toda su complejidad (migración, educación rural, músicas tradicionales, cafeticultura, productos orgánicos, etcétera) y la publicidad contenida es mínima.

e) Las temáticas que se abordan en la información del día a día en los medios masivos han ido cambiando: puede decirse que hasta mediados de los 80’s, los temas que predominaban en los medios eran los de demandas agrarias. Luego, previo y después de la reforma salinista al artículo 27 constitucional, de 1992, y del inicio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en 1994, surgió en la prensa la polémica sobre los cambios en políticas públicas (conclusión de precios de garantía y nacimiento del Procampo); los eventos internacionales que afectaron la economía campesina y su interrelación con crisis políticas (como el rompimiento del acuerdo mundial del café en 1989, la posterior caída de los precios globales y nacionales del grano y la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional); después salieron a flote los temas de la pérdida de soberanía por la creciente dependencia de importaciones alimentarias, los conflictos de comercio internacional (dumping y prácticas desleales de intercambio, en casos como azúcar-fructosa, importación de pastas de aves que afectaban y afectan a los porcicultores e importación de sucedáneos de lácteos), y luego temas que hoy son vigentes, como los transgénicos, los problemas medioambientales, el despoblamiento rural por la migración y la pobreza rural como fenómeno ligado a la aplicación de políticas públicas. Sin embargo, todos estos tópicos, tocados en la prensa con las dificultades antes mencionadas (poca profundidad en la información, notas publicadas sin destacarse en primera plana o espacios privilegiados).

En entrevista, Ernesto Perea, reportero especializado en el medio rural desde hace más de 15 años y quien hace cinco años fundó el portal web Imagen Agropecuaria, observa que hay una situación de crisis en la cobertura del sector agropecuario en los medios masivos.

“Siento que la labor del reportero es menos intensa que antes, hay menor compromiso de las personas. No generalizo, pero sí veo muchos medios que por la propia dinámica que traen (con un número limitado de reporteros, cada uno atendiendo diversas fuentes informativas y sin especializarse en ninguna de ellas) se van con el boletín, o la otra, que por los intereses que hay en los medios de comunicación, el reportero puede llevar una buena nota con un buen sentido y el editor le dice ‘no, no va por allí, sino por donde va el boletín, esa es la nota’. No identifico en esto otra cosa que no sea un interés creado por el medio.

“Esto repercute en que algunas notas que tenían algún sentido pierdan profundidad y aparece lo más escandaloso, a lo mejor el anuncio espectacular de cuánto va a invertir el gobierno o cosas más generales que no van al fondo de los temas”.

Comenta que dentro de los medios masivos, los reporteros especializados en el campo se cuentan con los dedos de una mano (e incluso sobran). Y entonces muchos medios cubren la información del medio rural por medio de comunicados de prensa de las dependencias gubernamentales o de las instancias de relaciones públicas de organismos privados o empresas –de eso están plagados los medios que se reproducen vía internet–. En los medios impresos, dice Perea, esos comunicados de prensa o boletines, aparecen incluso firmados por los reporteros, como si éstos hubieran redactado la información cuando simplemente la “copiaron y pegaron”.

“Antes no se contaba con las herramientas tecnológicas que hoy tenemos y la tarea del reportero era ir más personalmente a buscar a los entrevistados, pero la tecnología ha cambiado la forma de hacer periodismo. Percibo ahora que hay mucha reproducción de los comunicados de prensa, incluso muchos compañeros, por la dinámica que tienen, que están cubriendo muchas fuentes a la vez, no están reporteando el sector. No le dan seguimiento, no le da la relevancia que merece”, señala Perea.

Destaca también que la falta de especialización de los reporteros, propicia que éstos incurran en la consulta de información vía internet, pero confiando en fuentes dudosas. Para hacer un uso adecuado, y con resultados exitosos, de información del campo tomada de la web, debe uno ser un reportero especializado, señala.

Ernesto Perea considera también que temas actuales como el encarecimiento de precios de los alimentos, o temas recurrentes, se cubren de manera poco profunda, de tal forma que las verdaderas raíces de los hechos quedan ocultas (por ejemplo especulación o presiones políticas). Y es que en el sector agropecuario hace falta que los reporteros investiguen más. Eso no ocurre porque generalmente las fuentes de los reporteros son las dependencias de gobierno, las instancias de relaciones públicas de empresas privadas, o los líderes de organizaciones instalados en la ciudad de México –quienes aprovechan la situación para imponer su agenda en los medios–, y hay escaso trabajo de reporteo en campo; los medios no gustan de invertir en enviar a sus reporteros a realizar investigación en el campo mismo.

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