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Los seres mágicos en AL son muy interesantes, pero no se han explotado: Ramón Valdés

Surge Flor negra, trilogía fantástica a la mexicana que aprovecha los mitos mayas
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La literatura fantástica no es siempre el estereotipo del maguito, el caballero o el vampiro, asevera en entrevista el escritorFoto Archivo
 
Periódico La Jornada
Domingo 15 de septiembre de 2013, p. 6

La literatura fantástica no es siempre el estereotipo del maguito, el caballero o el vampiro, asevera en entrevista el escritor Ramón Valdés Elizondo en su debut con Flor negra, saga oscura y épica en la que replantea el género a partir de las leyendas y mitos del pueblo maya.

Con el libro recién editado sobre la mesa, de título homónimo y que inicia la trilogía, el escritor de 36 años en entrevista considera que la riqueza cultural que tenemos, como mitos y leyendas, es bastísima, los seres mágicos y fantásticos en América Latina, particularmente en México, en todas las culturas precolombinas, son muy interesantes, pero no se han explotado. Hemos sido malinchistas, estamos obligados a consumir lo de siempre, lo que nos han puesto ya digerido.

En las primeras páginas del volumen publicado por la recientemente creada editorial Noctis, en la bienvenida al reino del Mayab en el sureste mexicano, se anuncia: “Esta es la leyenda de aquella que han llamado la más grande de todos los brujos, de todos los hechiceros... Es ella la bruja del cerro, la anciana del camino... Es la temida Ix’nuc, la abuela negra...”

Abogado de profesión, radicado en Yucatán, Ramón Valdés es un escritor de clóset, se describe a sí mismo. Un día, en casa de unos amigos descubrió unas extrañas figurillas de piedra, duendes de piedra que le dijeron se llamaban aluxes. Al comenzar a investigar, el autor encontró en un libro la La leyenda del Rey adivino de Uxmal, muy famosa en el sureste.

Habla de un enano que nace de un huevo; desde que nace sabe hablar, correr, es muy inteligente y mágico, si hay el botón de una flor, abre y se convierte en una mariposa que se va volando. También, se menciona a una anciana, una bruja muy poderosa que nunca había tenido hijos y unos seres mágicos le regalaron el huevo del que nace el enano.

En Flor negra, el primer libro que integra la trilogía, se narra la historia de esta mujer. La protagonista tiene que ir creciendo; comienza como una chica muy inocente que empieza a transformarse poco a poco en una hechicera muy poderosa. En la continuación en El rey adivino se cuenta la historia del enano y una profecía. El tercer volumen, el cual se encuentra en proceso de escritura se titula La hija de la noche, donde se sigue contando la historia del adivino.

Además de libros, un recorrido por pueblos y entrevistas con brujos, sanadores, ancianos y arqueólogos alimentan la saga de la Flor negra. Destaca Valdés Elizondo que la función principal del libro es entretener, pero está documentado. Se inspira en creencias, mitologías y supersticiones, no es un libro antropológico, es literatura fantástica, pero con mucho de la cosmogonía maya.

Más que relatores de tradiciones

Advierte que no se trata de magia harrypottersca y un rayito, en alusión a los libros de J. K. Rowling. Los seres fantásticos mayas son crudos, no son bonitos, y tienen una riqueza estética tremenda. Por ejemplo, las maldiciones, cuando los brujos se sangraban la boca metiéndose granos de elote, los masticaban y escupían a alguien, entonces, cuando salpicaban la sangre, maldecían. Es mucho más oscuro.

La propuesta de la trilogía de la Flor negra posee todos los elementos de la literatura fantástica, como viajes, seres mágicos, situaciones inesperadas y oscuras, donde se puede trazar un mundo entero, pero basado en ciudades como Uxmal o Chichén Itzá.

En opinión del autor, la literatura fantástica atrae y vende porque permite soñar y abstraerte del mundo. Romper con la literatura fantástica llegada de culturas lejanas con elementos muy nuestros, pero que sea entrañable es la apuesta, a la mexicana, con nuestros elementos, pasiones, miedos y amos, como somos nosotros.

No ser relatores de tradiciones, sino ser imaginativos e ir más allá de la novela del narco que está de moda. “¿Por qué no damos pasos a otro tipo de literatura’”, cuestiona ante la basta tradición mexicana, atreverse a hacer una novela sobre alebrijes, catrinas, charros negros, lloronas, sobre nuestra riqueza y las leyendas que hay en cada pueblo”, es el reto que lanza Ramón Valdés.