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El director fundador de La Jornada dio vida al prócer, a 40 años del golpe de Estado en Chile

Allende es ejemplo de dignidad de la cual muchos carecen: Payán

Integrantes del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena escenificaron obra conmemorativa en el parque de La Bombilla

Es conmovedor cómo se dirigió a su pueblo para indicarle lo que debía hacer y hoy nos damos cuenta que tuvo razón, dijo Delia Rendón, directora del montaje

Foto
Carlos Payán (al centro, en la primera fila), con el elenco, directores y productores de la obra Presidente Allende: homenaje a 40 años del golpe de Estado en Chile, en el parque de La BombillaFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de septiembre de 2013, p. 3

Salvador Allende es un personaje que está ligado a todos los militantes de izquierda de siempre. Es el último gran ejemplo de un dirigente. Ejemplo de vida y de muerte; de dignidad, que poca gente hoy tiene.

Así evocó el periodista Carlos Payan, director fundador de La Jornada, al presidente chileno, de quien ayer se cumplieron 40 años de su muerte, acaecida durante el golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973.

La efeméride fue recordada la mañana de este miércoles por el Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena, dirigido por María Alicia Martínez Medrano, con un emotivo montaje escénico al aire libre, en el parque de La Bombilla.

Presidente Allende: homenaje a 40 años del golpe de Estado en Chile es el título de esa obra, la cual está basada en pasajes históricos de esa nación andina y el poemario Canto general, del Nobel Pablo Neruda.

Durante una hora, en el montaje se recordaron a personajes insignes de la historia chilena, como el político Luis Emilio Recabarren Serrano, considerado el padre del movimiento obrero revolucionario de izquierda de ese país.

Sin embargo, la parte climática se concentró en los últimos momentos del presidente Allende, encarnado por Carlos Payán, quien dio lectura a los históricos discursos que el mandatario dirigió a su pueblo momentos antes de que las fuerzas castrenses tomaran por asalto el Palacio de La Moneda, en Santiago de Chile.

Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo (...), sonaron de nueva cuenta las encendidas palabras del dignatario –en voz de Payán–, dirigiéndose a su pueblo.

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

El público –integrado por decenas de personas que acudieron ex profeso a La Bombilla, y varias otras que transitaban por el lugar– conmovido, aplaudió con fervor la integridad y el ejemplo del prócer chileno, a quien posteriormente se lanzaron ¡vivas!, lo mismo que al pueblo de Chile.

Dirigido por Delia Rendón, en el montaje participaron actores aficionados provenientes de Tabasco, Yucatán y el Distrito Federal, los cuales conformaron un monumental coro mixto que relataba los hechos históricos o bien, por momentos, representaban mítines o marchas obreras o sociales.

No hubo escenografía, iluminación ni artificios escénicos, excepto una pantalla donde se proyectaron fotografías históricas de las épocas abordadas, así como videos con diversos pasajes de la presidencia de Salvador Allende, entre ellas el bombardeo al Palacio de La Moneda.

El vestuario fue muy sencillo, apegado a la moda de los diversos momentos históricos que se representaron.

Las acciones fueron relatadas en orden cronológico. Así, la primera escena se remontó a finales del siglo XIX, cuando el presidente José Manuel Balmaceda se negó a entregar los bienes de la nación andina a empresas privadas, luego la guerra civil que se desató al desconocer el Congreso chileno y, por último, su suicidio en la embajada argentina después de que su bando fue derrotado.

Los movimientos sociales y las protestas obreras en el Chile de los años 20 del siglo pasado llegaron con Luis Emilio Recabarren Serrano. Esa fue la siguiente escena.

Y, para finalizar, se dejó la dedicada a Salvador Allende, desde que asumió la presidencia de ese país sudamericano, el 4 de noviembre de 1970, hasta lo ocurrido entre las 7:55 y las 9:10 de la mañana del 11 de septiembre de 1973, día del golpe de Estado y de su muerte.

Discurso lleno de integridad

Quisimos hacer esta obra porque a Salvador Allende, fuera de Chile, no se le han hecho reconocimientos. Es algo terrible. Además, el suyo es un discurso lleno de integridad; estaba consciente de lo que iba a suceder; es conmovedor ver cómo habla de lo que es para él el pueblo y le da indicaciones de lo que deben hacer. Después de 40 años, nos damos cuenta hoy de que tuvo razón, explica Delia Rendón en entrevista.

“Aunque lo más importante de la obra es el discurso de Allende, quisimos contextualizar de dónde venía él, en términos políticos. Por eso incluimos a otros luchadores sociales, como Balmaceda y Recabarren. Tomamos como eje el Canto general, de Neruda; por eso es que el poeta también aparece en las acciones”.

La obra Presidente Allende: homenaje a 40 años del golpe de Estado en Chile fue producida por Raquel Sosa y José Luis Cruz. El elenco, además de Carlos Payán, estuvo integrado por Sergio Acosta (Balmaceda), Evaristo Valverde (Recabarren) y Víctor Portillo (Neruda), además de Gilberto Macedo, Isi Valverde, Jaime Estrada y. Joaquín Ávila.