Con el apoyo de amas de casa, estudiantes, oficinistas, normalistas y ciudadanos, los maestros disidentes han logrado reunir víveres, ropa y cobertores que se distribuyen entre los contigentes de Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Puebla e Hidalgo, entre otras secciones.

Al cumplirse tres semanas del arribo masivo de mentores al plantón nacional, Antonio, maestro de la costa oaxaqueña, afirma que gracias a las donaciones, nos hemos logrado mantener. Es duro dormir con frío o las cobijas húmedas por la lluvia, pero estamos en resistencia, el hambre y la incomodidad no nos van a vencer, asegura, mientras prepara en una improvisada hornilla el desayuno de sus compañeros.

Bajo un cielo plomizo, que amenaza con una nueva tormenta, cientos de profesores disidentes, organizados por delegación, sector y región estatal, procuran llevar su día con cierto orden en su improvisado campamento de la Plaza de la Constitución.

Rosa, personal de apoyo en la única primaria de su comunidad mixteca, cumple con la tarea cotidiana de barrer y mantener limpio el pedazo de calle que ocupa su diminuta tienda de campaña.

Junto a ella, y a unos metros del acceso principal a la catedral metropolitana, Lucía, de la región Valles Centrales de Oaxaca, orienta a compañeros de otros estados para ubicar sus campamentos.

Una mesa sirve como alacena para latas de frijol y atún que asegura fueron entregados por un matrimonio de maestros jubilados. Algunos litros de aceite, medio kilo de azúcar y un poco de café también fue donado por una secretaria, afirma.

Sabemos, agrega, que causamos molestias por ocupar las calles, pero no estamos aquí de vacaciones o de visita. Venimos porque creemos que es injusto que nos apliquen una reforma que no tiene nada de educativa, y sí mucho de retroceso para nuestras condiciones de trabajo.

Cerca de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha instalado un centro de acopio para el campamento. Daniel Hernández, de la sección 22 de Oaxaca, afirma que han venido alumnos de secundaria a darnos lo poco que pueden. A veces recibimos donaciones de agua y de algunos alimentos que entregamos a los compañeros.

Y asegura que pese al rechazo que a veces sentimos, también son muchos los que nos han demostrado que están con esta lucha. Nunca falta el ama de casa que de regreso después de la compra en el mercado nos ofrece alguna fruta o algo de mandado. Sabemos que hacen un esfuerzo, y por eso, no los vamos a defraudar.