Moscú, 7 de septiembre.

Millones de rusos están convocados a votar este domingo para elegir gobernadores y alcaldes en varias regiones de esta vasta federación, pero toda la atención se centra en la capital de Rusia.

Aquí, por vez primera desde hace nueve años, aunque la campaña ha sido muy desigual en cuanto a las ventajas del candidato oficialista, habrá una auténtica elección, con varias incógnitas: el alcalde designado por el Kremlin, Serguei Sobianin, busca legitimar en las urnas su permanencia en el cargo, pero no es claro que, sin el habitual ajuste de resultados, pueda sacar más del 50 por ciento necesario.

Si obtiene más de 40 por ciento la alteración de resultados es casi inevitable para asegurar que no haya segunda vuelta, riesgo para el Kremlin por el impredecible comportamiento del electorado.

De ser menos sufragios es posible una segunda vuelta, aunque no se sabe quién sería el segundo más votado. Según encuestas, debe ser Aleksei Navalny, líder emergente de la oposición extraparlamentaria. Para los intereses del Kremlin podría ser Ivan Melnikov, el candidato comunista con clientela más o menos fija, aun al precio de ajustar los resultados en su favor quitándole sufragios a Navalny y los otros candidatos de relleno: Serguei Mitrojin, Nikolai Levichev y Mijail Degtiarov.

El futuro político de Navalny

Para Navalny está en juego mucho más que ganar una elección o pasar a segunda vuelta: del apoyo que reciba dependen su futuro político y libertad. Si consigue más de 20 por ciento del voto será muy difícil que el Kremlin dé luz verde para que se haga efectiva la condena de cinco años de cárcel por un supuesto robo de madera, sujeta todavía a apelación la sentencia del amañado juicio.

En ese supuesto se convertiría en el más firme candidato opositor de cara a los comicios presidenciales de 2018. En cambio, si saca menos de 15 por ciento acabará en la cárcel. De acuerdo con la nueva ley, no podrá volver a ser postulado como candidato.

Mañana sabremos hasta qué punto siguen influyendo en la votación la campaña de desprestigio en la televisión bajo control del Kremlin de los rivales del candidato oficialista, los rumores y regalos a los jubilados por las autoridades y demás elementos del arsenal de recursos para sumar votos para Sobianin, o si ya empiezan a ser contraproducentes ante el hartazgo de los ciudadanos.

Mucho de lo que se aclarará este domingo va a depender de la cifra de participación.