Cuestiona economista griego el dominio global del dólar, al que se paga tributo, asevera
El retiro del estímulo monetario de la Fed en Estados Unidos puede agravar la situación, advierte
Domingo 8 de septiembre de 2013, p. 21
Lejos de estar controlada, la crisis financiera y económica iniciada en 2008 se continúa propagando por todo el mundo como un incendio forestal
. Lo plantea Yanis Varoufakis, profesor de economía en la Universidad de Atenas y asesor de la coalición de izquierda Syriza. Bajo ninguna circunstancia han sido corregidas las causas que llevaron
a la recesión de la economía mundial después de 2008, asegura.
Existe una apariencia de estabilidad
provocada por las políticas de inyección de liquidez al sistema financiero llevadas a cabo por la Reserva Federal de Estados Unidos, conocida como Facilidad Cuantitativa (QE, en inglés), dice Varoufakis, en una entrevista con La Jornada. Pero bajo la superficie, el mercado laboral está roto y las empresas rentables tienen dificultades para obtener capital
, observa el ex asesor del ex primer ministro socialista griego Georgos Papandréu.
Varoufakis es autor de El Minotauro global, donde describe a Estados Unidos como el receptor de grandes capitales de todo el mundo, merced al dominio del dólar, que le permiten reciclar sus défictis fiscal y comercial. Un tributo que se paga al dólar, como los atenienses lo hacían con la mitológica criatura.
–¿En qué punto de la crisis que inició hace cinco años se encuentra la economía mundial?
–La crisis continúa propagándose por todo el mundo como un incendio forestal. En Estados Unidos, las llamas han sido extinguidas por los bomberos (también, dice, conocidos como Facilidad Cuantitativa, o inyección de liquidez al sistema financiero) de Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal. Pero el calor al interior de la madera del bosque es elevado y existe la amenaza de que prenda de nuevo ahora que el cuerpo de bomberos se está retirando, es decir, ahora que se habla de disminuir gradualmente la Facilidad Cuantitativa.
La inyección de liquidez ha permitido una apariencia de estabilidad, pero, bajo la superficie, el mercado laboral está roto y empresas rentables tienen dificultades para atraer capital, añade. Y todo esto mientras el capital se acumulaba en el sector bancario, dice.
“En el otro lado del Atlántico, Europa se encuentra enganchada a la peor crisis desde la posguerra. Sus placas tectónicas se mueven ahora de tal manera que, a menos que las políticas europeas cambien drásticamente, amenazan con acabar con la Eurozona y con ella a la Unión Europea.
China está, a la vista de los acontecimientos en Estados Unidos y Europa, luchando contra una doble amenaza, que es clara y está presente dado el entorno recesivo mundial: un aterrizaje forzado de su economía; y burbujas potencialmente catastróficas en los mercados inmobiliario y de crédito. Países como Brasil, México, India, los del Sudeste asiático están esperando con gran expectativa a ver si Estados Unidos y Europa logran estabilizarse
.
–¿Han sido corregidas las causas de la crisis?
–Bajo ninguna circunstancia. La crisis fue originada por la caída del sector financiero en 2008, que deterioró la capacidad de Estados Unidos, un país con déficits fiscal y comercial, para reciclar los excedentes obtenidos fuera de Estados Unidos hacia inversiones productivas a nivel mundial. Por lo tanto, las causas que provocaron la crisis sólo serán corregidas cuando un mecanismo mundial de reciclaje alternativo esté en marcha. Hasta que eso ocurra, la economía mundial seguirá siendo azotada por la volatilidad y la poca demanda agregada (consumo e inversión de los sectores público y privado).
–¿Ha habido algunas políticas acertadas y algunas equivocadas desde entonces?
–El Grupo de los 20 (que reúne a países avanzados y en desarrollo) actuó con decisión para evitar que el sector financiero se desplomara en 2008-2009. Por desgracia, una vez que los banqueros se sentían a salvo de nuevo no se hizo nada para poner a la economía real en el camino de la sostenibilidad.
Conspiradores
–¿Qué opinión tiene de la actuación de las instituciones financieras internacionales y de las europeas en los años previos y durante la crisis?
–Actuaron como si estuvieran conspirando para crear la crisis. Por supuesto que no estoy sugiriendo que estaba conspirando conscientemente. Sólo que sus acciones equivocadas, sustentadas en una profunda incomprensión de la forma en que trabaja el capitalismo mundial y el capitalismo europeo, fueron cómplices de una dinámica que nos puso de rodillas.
–¿Cuál será en términos sociales el efecto de largo plazo de la crisis?
–La crisis actual, en combinación con las políticas adoptadas en el periodo previo, ha envenenado con eficacia el sueño de Europa como un hogar compartido en el que los europeos pueden experimentar una prosperidad compartida. El asalto al Estado de bienestar está volviendo a Europa contra sí misma, lo que se añade a una dinámica que, me temo, refuerza el proceso de desintegración europea.
–Usted ha cuestionado la idea de que hay una crisis de la deuda en Grecia
. ¿Qué hace diferentes a las crisis de la deuda externa que vivieron los países de América Latina hace 30 años y la actual crisis de la deuda en algunos países de Europa?
–La deuda externa es un problema en Grecia, como lo fue en México, Argentina y el resto de América Latina. Sin embargo, no hay tal cosa como una crisis de la deuda externa pública en la eurozona actualmente. Lo que hay es una crisis bancaria que llevó a la ruptura de los flujos de capital privado dentro de la unión monetaria. Ello provocó una secuencia de insolvencias de los Estados y bancos. El resultado de esta ruptura fue una montaña de deuda-pérdidas, por un lado, y otra montaña de superávits-ganancias demasiado paralizada por el temor a invertir y generar pérdidas.
–Como mencionó, la crisis inició en el sistema financiero. Este año, el sistema financiero de Estados Unidos regresó a los niveles de ganancia que tuvo antes del estallido de la crisis. ¿Algo ha cambiado?
–Mucho. Vivimos en un mundo post 2008 que no tiene precedente en un aspecto que es importante. Los bancos son muy rentables y, sin embargo, en el fondo siguen siendo insolventes. ¿Cómo puede ser esto? Bueno, no es difícil, en absoluto, ser rentable cuando se obtiene financiamiento de la Reserva Federal (banco central de Estados Unidos) a un interés de 0.5 por ciento y se presta a los consumidores con un interés de entre 6 y 13 por ciento. Por otra parte, las políticas de Facilidad Cuantitativa vuelven a inflar el precio de los activos tóxicos y no es de extrañar que una vez más los bancos se estén beneficiando. Por otra parte, no se benefician lo suficiente para llenar los grandes agujeros negros que se crearon en 2008. Así, mientras el sector financiero obtiene inmensos beneficios, estas ganancias, aun enormes, parecen gotas de agua que caen en un pozo seco cuando se ven desde la perspectiva de los agujeros que tienen esos bancos.
–Usted ha planteado la necesidad de que se entienda que el desarrollo es diferente al crecimiento. ¿Las políticas seguidas en los últimos años reconocen esta diferencia?
–No, en lo más mínimo, por desgracia. El colapso de la actividad económica a partir de 2008 y la incapacidad de las economías avanzadas para alcanzar la velocidad de escape del planeta Crisis llevó a los responsables políticos a dar una alta prioridad a las cifras de crecimiento. Al desarrollo genuino, incluidas las cuestiones ambientales, se ha dado poca importancia en estos años. Por lo tanto, la crisis ha reforzado la crisis de desarrollo humano y, por desgracia, de la degradación del medio ambiente.
–Usted planteó que existe la necesidad de tomar elementos del Movimiento Ocupa Wall Street para inyectar un radicalismo que ha desaparecido por completo
. ¿Puede abundar en esta idea?
–El movimiento Ocupa Wall Street, a pesar de sus contradicciones y carencia de una agenda unificada, desafió nuestras ideas preconcebidas de lo que es natural
y razonable
. Ellos gritaron en las calles y desde los tejados que una economía que socava la calidad de vida de una vasta mayoría y que mercantiliza todos los valores, que devalúa todos los valores, es una economía socialmente enferma. Mi punto cuando hablé de inyectar radicalismo
es que en los años 1930 (los de la gran recesión) pensadores como John Maynard Keynes entendieron que está en favor del interés general pensar radicalmente para desafiar los propios prejuicios. Por desgracia, después de lo hecho por la generación que enfrentó la crisis de 1929, la actual generación se ha permitido muy poco radicalismo para penetrar el paradigma dominante. El resultado final será, sin duda, una disminución general de la calidad de vida.