El investigador falleció a los 89 años; sus restos fueron incinerados ayer por la noche
Dedicó gran parte de sus estudios al tema de la violencia, su comprensión y erradicación
“La frase ‘vamos a entendernos más y a juzgarnos menos’ lo definía”, resaltó su hijo Diego
Sábado 7 de septiembre de 2013, p. 4
El antropólogo Santiago Genovés Tarazaga falleció a los 89 años de edad la noche del jueves en la ciudad de México, luego de una larga enfermedad.
Pionero de la antropología física en México, llegó al país en la década de los años 30 del siglo pasado con la emigración de intelectuales españoles. Fue un reconocido estudioso de la violencia, sobre todo con el fin de proponer formas para evitarla.
Al respecto, afirmaba: Vivimos ahítos de aventura, al no tenerla, esa falta de aventura crea violencia como forma de identidad propia
.
Sus restos fueron velados este viernes en una agencia funeraria del sur de la capital del país e incinerados por la noche; sus familiares fueron acompañados por amigos, colegas y discípulos del investigador.
Las cenizas serán resguardadas en la casa de su hijo Diego, según informó él mismo, al tiempo que precisó que hasta el anochecer de ayer ninguna autoridad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ni del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), instancias en las que era colaborador el especialista, se habían acercado a la familia para hablar sobre un posible homenaje.
Diego Genovés dijo desconocer si su padre dejó algún libro u otra obra inédita. Lo único que sé es que en los últimos años su línea de trabajo tuvo que ver con la violencia y la comprensión
, agregó.
Destacó que uno de las principales legados del investigador fueron sus trabajos dentro de la antropología social, en particular sus tesis de no violencia y de una interacción amable. Vamos a entendernos más y a juzgarnos menos, frase que era él y lo definía muy bien
, resaltó.
Santiago Genovés nació en Orense, Galicia el 31 de diciembre de 1923. Llegó a México siendo adolescente, con sus padres, al finalizar la guerra civil española, tras haber pasado un tiempo, él y su familia, en un campo de concentración en Francia. Posteriormente se naturalizó mexicano.
Estudió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Se doctoró en ciencias antropológicas en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, y fue investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El escritor Benito Taibo recuerda que conoció a Genovés a principios de los años 70: “Después de escucharlo hablar, apasionadamente, se volvió en ese instante, mi héroe. Contaba Santiago, con esa voz profunda de poeta, vehemente, cómo había cruzado, junto al mítico explorador y etnólogo noruego Thor Heyerdahl, dos veces el Atlántico en balsas de papiro, en los botes Ra y Ra II, para demostrar que los antiguos egipcios podrían haberse comunicado con América”.
Luego, añade el también periodista: “Por si faltara algo para ponerlo en el pedestal de mi admiración, se embarcó en su propio sueño: el Acali, otro barco, experimento nunca antes realizado, en el cual, durante más de 100 días, muchos de ellos a la deriva en la mar, viajó junto con un grupo de hombres y mujeres de distintas nacionalidades, para analizar profunda y concienzudamente la conducta humana en aislamiento.
Una vez, invitados por el ayuntamiento de La Paz, Baja California Sur, junto con Alaide Foppa, Pedro Ávila, el poeta Carlos Barral, mis padres, el pintor Guillermo Ceniceros y un montón de amigos más, fuimos a realizar unas jornadas culturales.
Uno de sus libros más importantes es Expedición a la violencia, investigación elaborada con la colaboración de especialistas en el tema: neurólogos, fisiólogos, sociólogos, antropólogos, sicólogos, siquiatras, historiadores y hasta bioquímicos, la cual sirvió como base para hacer una declaración sobre la violencia, manifiesto adoptado por más de 100 sociedades científicas nacionales e internacionales, así como por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Los cinco puntos básicos de este estudio señalan que: la violencia no está genéticamente determinada, no está inscrita en nuestro cerebro, no viene de nuestro pasado animal, que en el proceso de la evolución no ha habido una selección mayor hacia el comportamiento agresivo o violento que hacia otros tipos de comportamiento y que la violencia no es hereditaria.
También escribió los libros El mar, los peces y yo; El pájaro rojo o El viaje a Nigeria; Solo: un hombre en el mar; Balsa de papyrus, a través del Atlántico y ¿Por qué Acali?, entre otros textos, así como ensayos sobre Luis Buñuel (uno de sus grandes y admirados amigos), Emilio Prados Such, Franz Kafka, George Orwell, Marcel Proust, Pablo Picasso y Alfonso Reyes.
En una semblanza publicada en 2002 la Revista de la Universidad se anota un testimonio de Genovés, en el cual suponía que si no hubiera sido por México, pues yo muero en un campo de concentración como cualquiera
.
Acerca de la antropología decía que es ciencia y también humanismo, retroalimentación e interacción constante. Es una disciplina en la que hay que mantenerse dentro y conservar la objetividad, con la conciencia de que la objetividad es un invento intersubjetivo del hombre
.
En la misma publicación, el investigador explica que la paz no es un estancamiento o el padre leyendo el periódico en zapatillas, la señora de la casa tejiendo, un gatito jugando con las madejas de hilo o un niño jugando con un mecano, sino investigación, esfuerzo y audacia
.
También realizó estudios de género a través del análisis de huesos antiguos, por ejemplo, se introdujo en cementerios de Teotihuacán y Xochicalco en los cuales descubrió que prácticamente no había restos de mujeres, en contraste con sitios como el Valle de Neander, la cueva de Cromañón, Pekín y Gibraltar, donde la mitad de los hallados eran de individuos femeninos.
Participó en los análisis del esqueleto conocido como Hombre de Tepexpan, uno de los más antiguos que se han encontrado en Mesoamérica, localizado en el estado de México en una excavación en 1947.
Este individuo, que al principio se pensaba que era un varón, fue identificado por Genovés como mujer, aunque sigue abierto el debate. De acuerdo con un artículo del American Journal of Physical Anthropology, en 2004, el investigador sugirió que el Hombre de Tepexpan tiene en realidad 7 mil años de antigüedad, no menos.
Reconocimientos
Genovés incursionó en el cine a partir de la adaptación que hizo de su libro Pax, el hombre entre la guerra y paz, en el que aborda los mitos y prejuicios en torno de la violencia en sus diversas formas, cuyo guión fue galardonado por el Vaticano con el Memorial Juan XXIII de la Paz.
Otros de los reconocimientos que obtuvo fueron el Premio Nacional de Ciencias de México (1962), Premio Internacional de la Paz (1968), Pollena de la Bravura (Italia), Alfiler de la Orden de Malta (Estados Unidos), Gran Orden Alouita (Marruecos) y Gran Orden Nacional del Mérito del Nilo (Egipto).