stuve en París en abril; vi varias exposiciones interesantes: una sobre lo bizarro en el Museo d’Orsay y otra que abarcaba dos siglos de arte alemán en el Museo del Louvre. Mucho me interesaron ambas, pero aunque me gustaría dedicarles un texto especial, me detendré ahora en un pintor excepcional, el suizo Johann Heinrich Füssli (1741-1825), quien vivió largo tiempo en Inglaterra donde fue conocido como Henry Fuseli.
Si acudo a Wikipedia, como debe ser si se quiere obtener datos a veces no fidedignos y no incurrir en flagrantes plagios, hago un resumen con los siguientes datos, aunque muchos otros los he obtenidos de diversos libros, entre ellos del que prologa Guillaume Faroult, un crítico del Louvre que reproduce varios de los dibujos y el famoso cuadro del sonambulismo de Lady Macbeth.
Füssli fue el segundo hijo de una familia de 18 hermanos, cuyo padre fue pintor de paisajes y retratos. Atendiendo el deseo paterno siguió la carrera religiosa e hizo estudios superiores en el Colegio Carolino de Zurich, donde recibió una educación clásica excelente. Allí recibió las órdenes y se hizo amigo del entonces muy conocido teólogo y filósofo Johan Caspar Lavater, a quien apoyó en un caso de corrupción contra un influyente de la ciudad, por lo que se vio obligado a abandonar Suiza, viajar a Alemania y, en 1765, instalarse en Inglaterra donde pudo sostenerse gracias a sus escritos sobre temas misceláneos y a su conocimiento de varias lenguas que sabía a la perfección.
En Londres conoció a Joshua Reynolds, el gran pintor, a quien le interesaron sus dibujos y rápidamente se insertó en los círculos culturales más influyentes de la capital inglesa. Se dedicó de lleno a la pintura, tuvo varios modelos sobresalientes, como la feminista Mary Wollstonecraft, madre de Mary Shelley, la creadora de Frankestein, y se interesó en las antigüedades clásicas por lo que uno de sus cuadros lleva el título maravilloso y conmovedor de El artista emocionado hasta la desesperación ante la grandeza de algunos fragmentos antiguos.
Su creciente fama le permitió pronto convertirse en miembro de la Royal Academy de Londres y gracias a la renaciente celebridad del autor de Hamlet, se le encomendó en 1779 que organizara la galería Shakespeare.
Además de sus muy conocidos cuadros, donde lo fantástico es el elemento primordial y entre los que destaca el alucinante y maravilloso La pesadilla, que se encuentra en un museo de la ciudad de Detroit, hoy en quiebra, (donde posiblemente será subastado), Füssli realizó una serie de pinturas inspiradas en John Milton y muchos también sobre Lady Macbeth, personaje que fascinaba a una sociedad que empezaba a convertirse a la moda de lo gótico en todas las áreas de la cultura. Destaca el que antes mencioné El sonambulismo de Lady Macbeth, de la obra de teatro que entonces se representaba en el palacio de Hampton Court ante el rey.
Es muy conocida la trama de esta tragedia, una de las últimas que escribió el dramaturgo. Macbeth, impulsado por su mujer, asesina al rey Duncan para convertirse en soberano de Escocia, siguiendo al pie de la letra la profecía de las tres brujas a quienes encuentra en un bosque, después de una célebre batalla donde se ha coronado como héroe, escena que también privilegió Füssli.
Me limitaré por falta de espacio a comentar el cuadro donde Lady Macbeth es representada por Füssli llevando una antorcha en una mano, alzando la otra como para proferir una amenaza y los ojos aparecen desmesurados por la locura. Al fondo, dos cortesanos la observan: los personajes visten a la moda del siglo XVIII. Es de 1774 y se exhibió en la Royal Academy. Consigno aquí un fragmento de la crónica del Morning Chronicle, que a su vez cita Faroult: “El señor Füssli persevera de manera loable en la exploración de las más altas esferas del arte. Su genio se ocupa de las más turbulentas pasiones del alma, y con esta Lady Macbeth se corroboran sus sorprendentes facultades”.
Twitter: @margo_glantz