Moscú, 29 de agosto.

Preocupado por las posibles represalias –desde ser detenido por extremista hasta sufrir un atentado contra su vida–, el pintor Konstantín Altunin, autor de los cuadros con temática gay confiscados en San Petersburgo por el Servicio Federal de Seguridad, tomó anoche el primer vuelo hacia París y este jueves solicitó asilo político en Francia.

Altunin decidió irse de Rusia después de que la procuraduría llamó a declarar a los organizadores de su exposición, Los gobernantes, en el museo del poder, aún clausurado.

Su esposa, Yelena, pidió ayuda a través de su cuenta en la red social rusa Vkontakte: Gastamos todo el dinero que teníamos para que Kostia (diminutivo de Konstantín) pudiera huir ante el riesgo de ser detenido bajo la inventada acusación de practicar el extremismo. Incluso tuvimos que pedir dinero prestado. Yo sólo recibo 2 mil rublos (más o menos 60 dólares) mensuales como ayuda del Estado para mi hija pequeña. Ahora, tanto Kostia como yo, y nuestra hija de dos años y medio, nos encontramos al borde de la miseria. Necesitamos viajar con urgencia a Francia para reunirnos, yo con mi esposo, y ella con su papá, ya que no es seguro quedarnos aquí, escribió y puso una cuenta bancaria para donaciones.

Aleksandr Donskoi, director del museo, anunció hoy que tiene la intención de abrir el local el 5 de septiembre por un día, coincidiendo con la primera jornada de la Cumbre del G-20 en San Petersburgo, y después enviar a Altunin las obras no confiscadas.

Uno de los cuadros incautados es Travestis, en el cual el presidente Vladimir Putin aparece en camisón peinando a su primer ministro, Dimitri Medvediev, en ropa interior de mujer.

Altunin declaró a la prensa francesa que decidió pintar esa obra en septiembre de 2011, cuando Putin y Medvediev, entonces primer ministro y presidente, hicieron público el enroque que permitió al primero retornar al Kremlin para un tercer periodo presidencial.

Es una ironía completamente inocente. Les pinté cuando intercambiaron cargos. Me dio risa y utilicé un tema clásico, dos mujeres que se peinan la una a la otra, dijo.

Pensaba que nuestras autoridades tenían sentido del humor, añadió.