Propone Alianza por la Salud Alimentaria gravar bebidas para combatir obesidad
La tasa tributaria tendría que ser de uno a cinco pesos para que 15% de las personas deje de comprarlos, y de seis a 10 para lograr que 21% abandone el hábito, indica encuesta nacional
Miércoles 28 de agosto de 2013, p. 37
El consumo de refrescos es habitual en 80 por ciento de los mexicanos y 38 por ciento de ellos admite que los toma a diario o, por lo menos, cinco a seis días de la semana, lo cual explica que México sea el principal consumidor mundial de estas bebidas: 163 litros por persona al año. Así lo revela la Encuesta Nacional sobre Obesidad realizada por la Alianza por la Salud Alimentaria.
El estudio detectó que entre individuos con sobrepeso y obesidad el consumo diario es de 29 y 39 por ciento, respectivamente, y dada la cada vez mayor prevalencia de diabetes y otros padecimientos asociados con el exceso de peso corporal, la mayoría de la población (70 por ciento) está de acuerdo con que se aplique un impuesto al refresco.
El gravamen tendría que ser de uno a cinco pesos para que 15 por ciento de las personas dejara de comprarlos, y de seis a 10 pesos para lograr que 21 por ciento deje de beberlos, indica la encuesta aplicada a mil 500 personas en el país.
Al presentar los resultados del trabajo en torno al consumo y la posibilidad de aplicar un impuesto a estas bebidas, Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, señaló que esta es una de varias medidas necesarias para combatir el sobrepeso y obesidad que afectan a 70 por ciento de los mexicanos. Están, entre otras, la publicidad dirigida a la infancia y el etiquetado de los alimentos.
Eduardo Sánchez, asesor en el Senado, comentó que otra acción vendrá como consecuencia de la reciente reforma a la Ley General de Educación, cuyo artículo 24 bis ordena a las secretarías de Educación Pública y Salud emitir los lineamientos que prohíban la venta de alimentos chatarra
en las escuelas.
Del otro lado, sin embargo, está la estrategia de la industria refresquera que a toda costa busca mantener e incrementar su presencia en el mercado, por ejemplo, con presentaciones de mayor tamaño –2.5 litros– de sus productos, pero al mismo precio de dos botellas de 600 mililitros.
Eso fomenta la adicción a bebidas gaseosas, misma que se extiende a los niños. La encuesta encontró que 91 por ciento de los menores de edad, hijos de consumidores de refresco, también lo hacen. De éstos, 19 por ciento los toma todos los días y 12 por ciento cinco a seis días de la semana.
Proyecto en la Cámara de Diputados
Cuestionados sobre el uso que se podría dar al dinero obtenido del cobro de un impuesto al refresco, 29 por ciento de los entrevistados opinó que se destine a campañas de orientación alimentaria; 27 por ciento a crear un fondo destinado a la prevención de la diabetes; 20 por ciento planteó que se proporcionen tratamientos gratuitos de diálisis a enfermos con insuficiencia renal crónica, afiliados del Seguro Popular. Otro 18 por ciento consideró que los recursos se deberían invertir en bebederos de agua potable en las escuelas.
Calvillo recordó que la propuesta para aplicar un gravamen de 20 por ciento (1.5 pesos) a los refrescos está en la Cámara de Diputados. De aprobarse, representaría un ingreso para las finanzas públicas de 23 mil millones de pesos al año.
De acuerdo con otros estudios, la medida ayudaría a disminuir 12 por ciento la prevalencia de diabetes y 26 por ciento los costos médicos de nuevos casos de la enfermedad en los siguientes 10 años.