Ambientada en la época de las Cruzadas, se presenta en la sala Miguel Covarrubias del CCU
La música y los coros corren a cargo de la Orquesta Juvenil Universitaria y Coral Harmonnía
Miércoles 28 de agosto de 2013, p. 4
Lo primero es el color. El escenario se llena de amarillo, azul, verde, rosa/naranja, rojo, más amarillo, el café tirándole a gris verdoso del misterioso eremita y su subalterno, que llegaron a la comarca hace ocho días.
Un eremita que entre sus milagros ha hecho regresar a los esposos de las viudas
y conseguir marido para las solteras. Quizá ese santo varón sea la única esperanza para que la condesa Adèle encuentre una cura para su terrible enfermedad: la tristeza.
Adèle, quien ha prometido nada más y nada menos guardarse entre las paredes del castillo hasta que su hermano regrese del campo de batalla.
Está triste la condesa, llora, sin saber que el remedio ofrecido por el eremita (que no es otro que el travieso y ardoroso conde Ory) tiene dos o tres dobles intenciones escondidas.
No hay que contar más. La anécdota de El conde Ory, ópera cómica en dos actos de Gioachino Rossini, es muy pequeña, ambientada en la época de las Cruzadas, y traída ahora al escenario de la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.
Una divertida comedia de enredos cada vez más enredados que involucran al conde, la condesa, el paje Isolier, las doncellas del castillo y la aldea, el mentor y la inminente llegada de los hombres que regresan de la guerra.
Una puesta en la que la música y los coros son jóvenes: la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata de la Universidad Nacional Autónoma de México, dirigida por Iván López Reynoso; y Coral Harmonnía, bajo la dirección de David Arontes. La escenografía, iluminación y dirección de escena son de César Piña.
Un proyecto que comenzó hace dos años y que ahora, en esta sala universitaria, tiene su punto climático, como dijo el director Iván López, en una entrevista publicada en estas páginas.
Esta ópera se estrenó en el Theatre de l’Academie Royale de Musique de París en 1828 y en México en el teatro Principal en 1833. Está inspirada en la balada medieval de Pierre Antoine de la Place, y Rossini recurrió a Eugene Scribe y Chales-Gaspard Delestre-Poirson para que se encargaran del libreto, y reutilizó música de la cantata que escribió tres años antes titulada Il viaggio a Reims.
La temporada de El conde Ory continuará en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, hoy miércoles 28 a las 20:30 horas y concluye el 30 de agosto a las 20:30 horas.