Esteban Volkow evocó a Javier Wimer Zambrano, gran mecenas
del recinto
conservar la autenticidaddel museo del revolucionario
Ya pasaron más de 73 años, cuando el tirano del Kremlin logró asesinar a mi abuelo, señaló
Jueves 22 de agosto de 2013, p. 7
En 1965, la casa que León Trotsky habitaba en la ciudad de México estuvo a punto de ser borrada en un arranque paranoico de (Gustavo) Díaz Ordaz, quien mandó desalojar el lugar en 24 horas; para eso trajo como 15 camiones de carga, para vaciar totalmente este espacio
, relató Esteban Volkow, nieto del revolucionario ruso.
En ese mismo lugar, en Coyoacán, convertido hoy en museo, se recordó a León Trotsky (1879-1940) en su 73 aniversario luctuoso con una ceremonia en la que se depositó una ofrenda floral, además de que se develó una placa conmemorativa en memoria del diplomático Javier Wimer Zambrano (1933-2009), quien hace cuatro décadas intercedió ante las autoridades para conservar el histórico sitio que asiló y vio morir a Trotsky.
Ya pasaron más de 73 años, desde el 20 de agosto de 1940, cuando el tirano del Kremlin logró finalmente asesinar a León Trotksy
, rememoró Volkow, en el jardín de la casa del abuelo, un monolito con la hoz y el martillo grabados como testigo central de la reunión.
En breves segundos un asesino profesional destruyó uno de los más brillantes cerebros del marxismo y de la revolución socialista. Y quien fuera dos veces presidente del Sóviet de Petrogrado, organizador del Ejército Rojo, comisario de relaciones extranjeras, y estrecho colaborador de Lenin
, evocó antes de depositar las flores y que sonara la La Internacional, puño izquierdo en alto.
Minutos antes, frente a la cortinilla negra que cubría la placa conmemorativa en las puertas del edificio ubicado sobre Río Churubusco, Javier Wimer fue recordado por Volkow como gran mecenas. Lo que aquí vemos es gran parte de las ideas de nuestro amigo. Toda la creación del derecho de asilo, de las libertades públicas, fueron ideas que logró llevar a cabo y logró conservar este museo
.
Por su parte, Porfirio Muñoz Ledo señaló que una de las pasiones de Wimer Zambrano fue el derecho de asilo, como una de las tradiciones más extraordinarias de la historia del México revolucionario. También, este lugar es como una máquina del tiempo, nos lleva a épocas que ya no son
.
Uno de los verdugos de Stalin
En el jardín de la casa fortificada, hoy museo habitado por fotogra-fías y sede del Instituto del Derecho de Asilo Museo Casa de León Trotsky, fundado por Wimer el 21 de agosto de 1990, Esteban Volkow evocó momentos de su infancia, que le quedaron grabados con gran nitidez de aquel 20 de agosto de 1940. ¡Jackson, Jackson!, gritaban el nombre de quien, después comprendió, asesinó a su abuelo y resultó ser de los verdugos de Stalin
.
“Parece que fue ayer, al año de haber llegado a México. En una cálida y serena tarde de agosto, al término de una jornada escolar, emprendí tranquilamente la larga caminata a nuestra casa, ubicada casi al final de la calle de Viena, número 19.
Al acercarme a ella repentinamente me invadió una sensación de angustia, una opresión en el pecho, algo poco usual estaba sucediendo en ella, el portón estaba totalmente abierto, con policías en su uniforme azul oscuro en su exterior y un coche de color claro mal estacionado
.
Así, entre las cactáceas del México agreste que recibió al revolucionario ruso, su nieto volcó los recuerdos. Igual que en el documental Mis memorias con Trotsky, sobre la vida y recuerdos de Esteban Volkow, dirigido por Adolfo García Videla, el cual fue proyectado como parte de la jornada conmemorativa.
En su discurso, manifestó Esteban Volkow, lo que fue la última morada de León Trotsky, su último campo de batalla por un mundo mejor, sin explotación, ni violencia, es actualmente el museo que lleva su nombre. Y nos hace retroceder más de 73 años en el tiempo. Constituye una página viva de historia universal
.
Tras contar los vericuetos legales de la posesión de la casa, que se volvió un gris y desolado lugar, hoy conservado, criticó que desafortunadamente el liberalismo ha invadido todas las esferas de la actividad humana, a la cual no escapan los museos, que en muchos casos parecen más tiendas departamentales, más interesados en vender recuerdos y otros enseres para obtener beneficios, que cumplir con su función original. En nuestro caso no ha llegado a estos extremos. Esperemos poder conservar la autenticidad y sencillez de este lugar histórico
.