Reforma: cálculos al gusto
De tin marín de do pingüé
A jugar: atínele al beneficio
l futuro venturoso que –según ellos– garantiza la iniciativa energética peñanietista ha desquiciado a la selecta industria de los cálculos y los pronósticos. Cada jubiloso seguidor de la causa privatizadora incrementa o acota
el bienestar y el crecimiento económico que –otra vez según ellos– generaría la susodicha reforma
. Todo depende del entusiasmo que cada uno le ponga y qué tan convencido esté de los eventuales resultados (léase de la tajada que para sí obtendría).
Por ejemplo, meses antes de que el presidente Peña Nieto formalmente presentara la referida iniciativa, el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell –sin experiencia previa en el sector– aseguraba que “con la aprobación de la reforma energética (…) se podría dar un empuje adicional al crecimiento del país de 2 puntos porcentuales del producto interno bruto” por año. Eso fue por allá de marzo pasado, pero ya con el documento publicado, ahora el cálculo del político quintanarroense se redujo a uno por ciento del PIB (a partir de 2018
). ¿Por qué modificó el cálculo? Sólo él sabe.
Se supone que todos los estimadores
y calculadores
profesionales –oficiales y oficiosos– parten de la misma base, de las mismas cifras y de la misma realidad
, para analizar el efecto de tal o cual decisión y los maravillosos beneficios que por ella se obtendrían. ¿Por qué, entonces, las profundas diferencias? ¿Estado de ánimo, acto de fe, mala lectura inicial o posterior? Quién sabe.
Otro ejemplo se encuentra en la perspectiva de empleo formal que se generaría si la multicitada iniciativa es aprobada por el Congreso mexicano: en estos días de júbilo nacional, el director general de Petróleos Mexicano, el empresario Emilio Lozoya, aventuró al menos 500 mil plazas laborales directas en el corto plazo
(es decir en un año, plazo en el que no coincide el titular de la Sener, aunque sí en el número de plazas), pero ya en el detalle aclaró que “la generación de empleos (…) podría ascender a 2.5 millones en el sector hacia 2025”, o lo que es lo mismo poco más de 200 mil por año involucrado en el periodo (no aclaró si permanentes o eventuales).
Tal vez la primera declaración del otrora integrante del consejo de administración de la trasnacional española OHL (la que, por gracia de Marcelo Ebrard, cobra peaje en el segundo piso del Distrito Federal) se dio al calor de justificar lo dicho por el emocionado inquilino de Los Pinos, en el sentido de que con su reforma
se crearían cientos de miles de empleos en todo el territorio nacional
. Con todo, la experiencia mexicana de los últimos 30 años indica que el número de desocupados en el país crece a cada reforma estructural
que se aprueba.
Pero no sólo en el sector público se cuecen habas. El Grupo Financiero BBVA-Bancomer considera que involucrar el capital privado en áreas del sector energético que hoy están reservadas al Estado aumentaría el potencial de crecimiento de la economía mexicana en medio punto porcentual
, proporción que equivaldría a unos 5 mil 800 millones de dólares, es decir, nada, frente a las urgencias nacionales. Eso sí, estima la trasnacional española, con mayor inversión privada Pemex tendría un menor porcentaje del mercado, pero de algo más rentable
, y a cambio obtendría un raquítico incremento de 0.5 por ciento en el PIB.
Eso dicen los calculadores
del BBVA-Bancomer, basados, se supone, en la realidad
petrolera nacional y en la información gubernamental. Sin embargo, sus paisanos del Grupo Financiero Santander parece que, con la misma información, entienden esa realidad
de otra manera o con otro feeling, pues creen que la apertura del sector, tal y como como la propone el Ejecutivo federal, permitirá un incremento de 2 puntos porcentuales en el producto interno bruto de México
, es decir, cuatro tantos más de lo previsto por los primeros. ¿Por qué la abismal diferencia? ¿Será que unos son vascos y los otros santanderinos?
Pero los gachupines no son los únicos que no coinciden. Allí está la trasnacional estadunidense Citigroup-Banamex, que todavía ve mejor el panorama, aunque en el plano laboral. Para sus analistas, con la reforma
peñanietista la inversión en el sector energético sería de entre 15 y 20 mil millones de dólares (de 2.5 a 3 tantos mayor que la estimada por el BBVA-Bancomer), sólo considerando algunas actividades
, de tal suerte que el impacto en el PIB sería de 1.5 puntos porcentuales en el primer año de su implementación
.
Al contrario del emocionado cálculo del gobierno federal, en materia de empleo Citigroup-Banamex apenas si estima la creación de entre 45 y 55 mil plazas laborales, diez veces menos, en números cerrados, que los presumidos por Emilio Lozoya, Pedro Joaquín Coldwell y el propio inquilino de Los Pinos. ¿Por qué la abrumadora diferencia en inversión, crecimiento y empleo?
Y ya entrados en gastos, el siempre voluntarioso Consejo Coordinador Empresarial (¿recuerdan aquello de apostarle a algo distinto implicaría retroceso
?) se fue hasta la cocina: por medio de su Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, estima que la interesante e inteligente
propuesta de Enrique Peña Nieto podría atraer inversiones de entre 50 mil y 70 mil millones de dólares anuales
, es decir, casi 12 veces más que las estimadas por BBVA-Bancomer y hasta 3.5 tantos más que la prevista por Citigroup-Banamex. Ahora que si finalmente se aprueba el otorgamiento de concesiones a particulares, entonces tal inversión llegaría a 100 mil millones de dólares anuales.
¿Alguien más? Hagan sus apuestas.
Las rebanadas del pastel
De la lectoría y el por qué de las crecientes ganancias bancarias: “el 29 de julio de 2013 me quitaron de mi cuenta Perfiles Banamex, por error, la cantidad de mil 704.91 pesos. Comentaron que en ocho días serían devueltos y me dieron el folio 20130801280669. Hoy día 13 de agosto de 2013, 14 días después, aún no regresa mi dinero. Para lograr que alguien (en Banamex) me escuchara y tomara nota –incluyendo el día de hoy con reporte 20130813-102012– me costó 21 llamadas telefónicas igual a dos horas de mi tiempo y un correo que nunca fue contestado, enviado desde la pomposa dirección electrónica ‘queremosescucharte@banamex. com’. ¿Qué hacer ante estos abusos? El mes pasado me faltaron 300 pesos para completar el pago mínimo de mi tarjeta de crédito Banamex (las finanzas no han estado bien), y en el lapso de dos días recibí alrededor de 17 llamadas telefónicas exigiendo ponerme al corriente. ¿Ellos sí exigen prontitud?” (Juan Carlos Navarro, [email protected]).
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