Roma. Las quejas sobre el lamentable estado de la cultura en Italia se volvieron cada vez más frecuentes e incluso aquellos que se enorgullecían de que su país fuera líder en ese ámbito aceptaron resignados la situación. Tras años de crisis, recortes y malas noticias sobre la segunda caída de la antigua ciudad de Pompeya o sobre las deudas que acumulan algunas óperas, el gobierno en Roma decidió actuar. Después de 100 días en el cargo, el primer ministro Enrico Letta ordenó dar una bocanada de oxígeno a la cultura en Italia. Esta llega con bastante retraso, alcanzará los 200 millones de dólares y podría representar un cambio de rumbo. Exactamente lo que necesita el país con urgencia, que busca salir de la crisis. La falta de interés de los políticos en la cultura se convirtió en algo cotidiano desde hace tiempo, pero finalmente el gobierno decidió remediarlo con el proyecto de ley Valore Cultura. Sin duda es el primer intento, pero uno que promete en varios aspectos, porque no sólo gira en torno a lugares emblemáticos, como Pompeya, sino que apunta al aporte que pueden hacer las nuevas generaciones a la cultura de Italia. El plan contempla la creación de 500 puestos de formación para graduados universitarios para que se conviertan en expertos que trabajen en instituciones culturales estatales en la digitalización e inventario. Además, prevé apoyar a jóvenes músicos y compositores. El aire fresco alcanzará también a la sufrida industria del cine, que recibe nuevamente ayudas por 90 millones de euros.